Valle de San Lorenzo en Tenerife

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sanlorenzo_tenerifeValle de San Lorenzo en Tenerife. Romería de la Virgen de Fátima. Domingo 18 de mayo.

Viajar es vivir cada lugar como si pertenecieras a él, dicen los grandes viajeros. Pero no es tan fácil cuando nos desplazamos a un lugar, conocer su esencia, si dentro de ese viaje no somos capaces de viajar a los rincones más pequeños, menos conocidos y sobre todo si alguien no nos acerca a la gente y a sus costumbres más cotidianas.

La Romería de la Virgen de Fátima se celebra en el Valle de San Lorenzo, en Tenerife, desde el año 1957.

Una misa romera centra la actividad de la mañana de domingo. Tras ella los romeros llevan a Virgen en una carroza desde la parroquia hasta el  Mirador de la Centinela. Tres kilómetros en los que a la imagen la acompañan otras carrozas engalanadas con palmeras y aperos de labranza, caballistas y grupos folklóricos.

Un precioso paseo por el Valle, donde el color de la isla difiere mucho del que adorna la costa, se vuelve verde, los arbustos se visten con flores y el aire huele a los altos de la montaña.

Una vez en el Mirador, los fieles hacen las ofrendas a la Virgen y comienza un Tradicional Almuerzo Canario.

Y aquí es donde esta Redacción (Agencia de Noticias Posicionamiento Estrella) tuvo la suerte de que le permitieran hacer un viaje pequeño, un viaje al interior de la gente del Valle, a sus costumbres y a su casa. Y no cumplimos con menos que contarlo.

Los almuerzos se hacen en locales o en terrazas.  Como en la mayoría de las fiestas populares grupos de gente compran y preparan viandas para alimentar a los miembros de la Peña, amigos y familiares.

Pero en una de las calles un taller de Chapa y Pintura que rezaba: Lorenzo Cuesta, nos invitó a entrar sin más, con un gesto sencillo de su propietario, un gesto de esos que caracterizan a los canarios de interior, lejos de cualquier aspaviento y de exagerada cordialidad, solo un adelante con la mano y ya está.

Y entramos. Inmediatamente nos ofrecieron bebida y comida en tal abundancia que incluso llegamos a asustarnos. Nos acercamos a una de las personas que estaban trabajando en los fogones, Bernardo Martín se llamaba y le mostramos nuestra preocupación porque nos hubieran confundido con alguien de la Peña de Fiestas y creyeran que habían abonado la cuota para poder disfrutar de esos manjares.

No era así, nos explicaron de inmediato, mientras no dejaban de llenar  nuestros vasos y acercarnos platos, que Lorenzo Cuesta, ayudado por Bernardo y otros amigos, abría su taller y su casa todos los años por la Romería a todo el mundo que quisiera entrar; empleaba dos días en cocinar los mejores platos canarios, en llenar la despensa de vino, de cerveza,  para ofrecer todo de manera gratuita  a cuantos quisieran, y les aseguramos que se contaban por docenas la gente que ocupaba las mesas, que comía, que bebía gratis y que amenizaba la fiesta cantando, tocando instrumentos o llenado de color el improvisado restaurante con los trajes típicos de la zona.

No faltó nada, los inmensos peroles humeaban y no se dejaron de atender desde las 11 de la mañana hasta las cuatro de la tarde; la garbanza, los chicharrones con gofio, los túnidos y la caballa a la plancha, la carne de cerdo frita, la ensalada de atún, los churros de pescado, las papas arrugás, el mojo rojo, el mojo verde, el vino de los valles tinerfeños, la cerveza y para rematar, el olor de la hierbabuena para hacer litros y litros de mojito.

Preguntamos algunas cosas, solo algunas, los canarios no son de muchas respuestas. Ocho kilos de garbanzos para elaborar ese cocido típico canario, sacos enteros de papas, un barreño gigante de chicharrones… todo listo para que a nadie le faltara nada por probar. ¿ Y porqué?, Lorenzo se encogía de hombros: Porque me gusta, solo por eso.

Una historia pequeña que a esta Redacción le ha parecido que ha hecho de su viaje a la isla de Tenerife, una historia muy grande.
Gracias Lorenzo, gracias Bernardo, estas historias solo se pueden contar si alguien te ayuda a vivirlas con la generosidad y la hospitalidad que vosotros mostrais.