La fiesta de La Patum de Berga, en Cataluña, ha sido proclamada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
En Berga, el calendario anual no va de enero a diciembre. El año empieza y acaba con La Patum, la gran fiesta de la ciudad y por extensión de toda la comarca, que se vive, se prepara y se disfruta durante los 365 días.
Esta fiesta acompaña al Corpus Christi e incluye toda una serie de representaciones teatrales, personajes y figuras que llenan la ciudad de Berga cada primavera. Es una conmemoración religiosa de origen medieval que logró preservar sus raíces religiosas y profanas.
La Patum de Berga se celebra desde hace siglos y transcurre entre pasacalles y espectáculos con distintas figuras propias de la fiesta (gigantes, cabezudos, águilas, guitas, plens) en las que predomina el fuego y los bailes. La fiesta llega realmente el jueves de Corpus, donde al mediodía se hace la Patum de lucimiento. El salto de plens es la apoteosis de la fiesta. Representa una orgía infernal en la que unos diablos de fuego saltan al ritmo de la música. Al día siguiente tiene lugar la Patum infantil.
Durante estos días el alcalde deberá ceder el cetro del poder municipal a las ‘caps de colla’ y a los ‘administradores’ de la fiesta, que se renuevan cada año.
Aunque la celebración empezó oficialmente el sábado y durante el fin de semana ya se ha podido disfrutar de varios aperitivos culturales, los platos fuertes tendrán lugar a partir del mediodía del miércoles 18 –la víspera de Corpus– y hasta el domingo 22 de junio.
El programa de este año lleva por lema ‘La nostra empremta’ [Nuestra huella] y el cartel es obra de Albert Escànez i Manubens.
