La muestra, al igual que las inauguradas en las últimas temporadas, pone de relieve la riqueza de los fondos que atesora el Museo de Valladolid.
La calle Platerías y sus artesanos constituyen la razón de ser y la puesta en escena de la exposición y son también los protagonistas del vídeo que la ilustra y complementa, aunque las piezas que se exhiben proceden, sobre todo, de Cataluña, Aragón y Levante.
A ellos, a los mejores plateros de España, a quienes en 1452 se agruparon orgullosos en la cofradía de San Eloy, a nombres propios como Juan de Arfe (autor de las custodias de las catedrales de Valladolid o Ávila) o Juan de Benavente (responsable de la Cruz de San Miguel o de la custodia de la Catedral de Palencia) y, sobre todo, a esa emblemática vía que siempre les dio cobijo y se convirtió en seña de identidad del gremio.
El escritor Pedro de Medina describía en el XVI la Calle de la Platería, como una de las calles más principales y hermosas de España y llena de riquísimas tiendas de plateros, considerada la mejor de Valladolid desde la Edad Media hasta 1870, cuando la demolición de la iglesia de Nuestra Señora del Val puso un simbólico punto y final a cuatro siglos de brillante historia de la orfebrería en plata vallisoletana.
Las vitrinas exhiben un recorrido por la historia de la orfebrería (sobre todo en plata, pero también cobre, oro y hasta latón), desde los siglos XIII al XIX, que se nutre de este lote rescatado de la contienda civil, así como de donaciones de particulares, como la caja de plata y madera del siglo XVI, entregada por Castor Ibáñez con varias monedas y medallas. Especial mención merece la colección de iconos rusos cedidos al museo por Enrique León Gallego en 1952, de la que se muestra al público una Virgen de Kazán, dos cruces de bendición y un San Ticón de Amatunte, de entre los siglos XVIII y XX.
En cuanto a la representación de la platería vallisoletana, destacan las piezas prestadas por la parroquia de San Pablo Apóstol, en Mucientes: un relicario de Marcos Ibáñez del siglo XVI; una custodia de Gregorio Izquierdo, del XVII, y un candelabro de Miguel Alonso Rodríguez, del XIX). También hay alguna muestra de los colgantes, medallones y sortijas del conocido como ‘Tesoro de Cabezón’, siglos XVIII y XIX.
Los objetos de carácter religioso, dedicados a la liturgia del culto católico, se complementan con otros destinados al uso y ornato de la vida cotidiana.
Se podrá ver la exposición de forma gratuita hasta el 14 de Diciembre.