Barcelona apuesta por el autobús urbano eléctrico

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PRUEBA

Esta semana ha empezado a circular en la línea 20 de TMB el vehículo de última generación i2e. El autobús hará pruebas de larga duración en el marco del proyecto europeo ZeUS de promoción del transporte eléctrico urbano, financiado por la Unión Europea.

El i2e es un autobús estándar, de 12 metros de longitud, fabricado por la empresa Irizar en el País Vasco y con capacidad para 76 pasajeros. Se trata de uno de los primeros autobuses 100% eléctricos de fabricación europea.

El vehículo tiene una autonomía de entre 200 y 250 kilómetros y las baterías se cargan durante la noche en la cochera del Triangle. Además, también pueden almacenar la energía recuperada de los frenazos durante la circulación.

El coche incorpora algunas innovaciones, como la ubicación y delimitación de los dos espacios para sillas de ruedas, los climatizadores diferenciados para el pasaje y el conductor, y las cámaras de supervisión de maniobra de retroceso y de las puertas de salida.

De momento, el autobús cubre el trayecto de la línea 20, que va desde la estación marítima hasta la plaza Congrés, pero se prevé que próximamente se amplíe a otras rutas. Realizando diferentes trayectos podrán validarse la funcionalidad y el confort, así como los consumos de energía.

Con esta nueva implementación, Barcelona sigue apostando por los vehículos eléctricos en el transporte público de la ciudad con el objetivo de mejorar el medio ambiente y la eficiencia de la flota.

Las pruebas del i2e se realizan paralelamente con las del autobús eléctrico K9 del fabricante chino BYD, que está en circulación desde febrero de este año.

El proyecto ZeUS

Barcelona es la primera de las ocho ciudades europeas en iniciar las pruebas en servicio regular dentro del proyecto ZeUS (sistemas de autobuses urbanos de emisiones cero).

Las pruebas se harán con dos autobuses estándar i2e, el que se ha estrenado esta semana y otro igual que llegará en octubre, y se extenderán hasta abril del 2017.

El proyecto ZeUS, de 42 meses de duración y financiado por la Unión Europea, incluye pruebas similares en siete ciudades más.