El sacerdote Antonio Rodríguez, conocido como padre Toño, ha regresado este domingo a España desde El Salvador, tras estar encarcelado durante 37 días, acusado de colaborar con las ‘maras’.
Sus familiares y amigos protagonizaron una emocionante recepción al sacerdote que confesó no creer que su salud pudiese aguantar las condiciones en las que vivía en prisión, por lo que tuvo que mentir y confesar los cargos de los que se le acusaba para conseguir la extradición.
Esa mentira, ha sido mi único delito, aseguraba.
El padre Toño lleva 15 años trabajando en El Salvador en las labores de prevención y reinserción de los jóvenes relacionados con las «maras».
Por ello, aunque admite que los 37 días que ha permanecido en la cárcel salvadoreña han sido «duros física y psicológicamente», afirma que «nunca» se ha sentido «culpable» sino «inocente». «Aunque estaba preso, sentía muy libre mi conciencia».
El sacerdote cree que es necesario «seguir humanizando al mundo» y hacerle consciente de la realidad que se vive en países como El Salvador donde «los jóvenes se matan en las calles» y donde «no hay cultura de derechos humanos».
Antonio Rodríguez ha sido condenado a una pena de 30 meses en El Salvador por colaborar con las ‘maras’, pandillas juveniles locales en cuya reinserción trabajaba, pasándoles objetos ilegales, concretamente, teléfonos móviles.
La resolución judicial ha permitido que el sacerdote pueda sustituir la pena de cárcel en el país centroamericano por la prestación de servicios sociales fuera de El Salvador, lo que le ha permitido regresar a España.
