La exposición Picasso. L’éternel féminin (Picasso. El eterno femenino) se mostrará en las salas del Musée des Beaux-Arts de Pau a partir de este jueves
Tras haberse exhibido en el Musée des Beaux-Arts de Quimper, en la Bretaña francesa entre el 23 de mayo al 18 de agosto de 2014, donde recibió 60.000 visitantes, la exposición “Picasso. L’éternel féminin” (“Picasso. El eterno femenino”), se mostrará en las salas del Musée des Beaux-Arts de Pau. En la capital del departamento de Pirineos Atlánticos en la región de Aquitania, la muestra podrá verse a partir de este jueves 18 de septiembre y hasta el 15 de diciembre. Está compuesta por 66 grabados del artista malagueño propiedad de la Fundación Picasso.
“Picasso. L’éternel féminin” supone una aproximación global a la presencia de la mujer en el artista malagueño a través de sus diversos modelos y transformaciones. La figura de la mujer ha sido uno de los temas iconográficos más constantes en la obra de Picasso. Habitante de un mundo femenino que gravitaba primero alrededor de sus hermanas y de su madre, y de sus distintas compañeras y esposas más tarde, el artista se ha enfrentado a la imagen de la mujer, objeto de esta exposición, desde el lugar de quien al mismo tiempo admira e interroga al sujeto femenino. Recurrimos en el título de esta muestra a la expresión creada por Goethe porque, según el autor alemán, el eterno femenino reúne a la madre y a la amada en un principio universal que remite a la propia Eva, y que por tanto unifica a las diversas modalidades de la mujer en un modelo intemporal y platónico. Esta multiplicidad de modelos femeninos se plasma en las catorce secciones en las que se articula la exposición y que recogen 66 obras originales del artista malagueño que abarcan las distintas técnicas de su obra gráfica, con piezas realizadas entre los años 1927 y 1964.
En ellas, la mujer se nos presenta como un soporte para la manifestación del alma (sección “Espejo del alma”), a la vez que puede ser el retrato de mujeres imaginadas (sección “Mujeres imaginadas”) o de personas reales, como las dos últimas, y más intensas, mujeres de Picasso: su compañera Françoise Gilot y su esposa Jacqueline Roque (secciones “Retratos de Françoise” y “Retratos de Jacqueline”). Del mismo modo, estas presencias femeninas pueden plasmarse desde una óptica deudora del arte del Renacimiento europeo o del Cubismo creado por el propio Picasso (secciones “La herencia del Renacimiento” y “La herencia cubista”), en escenas que las representan sentadas al modo de los retratos cortesanos (sección “La mujer sentada”), posando para artistas (sección “La mujer y el artista”), siendo observadas por hombres u observando a otros personajes (secciones “La mujer observada” y “la mujer que observa”). Con vestimentas de otros siglos y otros ámbitos que no son los nuestros (sección “Damas del tiempo de antaño”), hay una dualidad de visión en Picasso, que bien puede captar en la mujer en el esplendor de su naturaleza (sección “La profundidad de la piel”) o en sus años de infancia y juventud (sección “Divino tesoro”) para someterlas también a situaciones en las que se intenta acceder a su mundo privado e interior (sección “Misterio y silencio”).