Intentando llegar a suelo europeo, han sido más de 3.000 personas las que han perdido la vida en el mar Mediterráneo desde el pasado mes de enero. Esta cifra cuadruplica el número de muertes entre inmigrantes sucedidas en el mismo periodo del año anterior.
A nivel mundial, 4.077 personas han perdido la vida mientras intentaban alcanzar algún otro país diferente al de su origen. De ellas, 3.072 han perecido en el área mediterránea, un número muy por encima de los 251 muertos registrados en la zona este de África, los 230 de la frontera entre Estados Unidos y Rusia, los 205 de la bahía de Bengala y los 123 del Cuerno de África.
El informe ‘Viajes fatales: registrando vidas perdidas durante migraciones’, de la Organización Internacional para las Migraciones, alerta de la «epidemia de crimen y victimización» que sufren miles de personas en todo el mundo por su deseo de buscar una vida mejor en otro país.
Desde el año 2000, más de 40.000 personas han fallecido en rutas migratorias, incluidas 22.000 víctimas en el mar Mediterráneo. La OIM, de hecho, comenzó este estudio a partir de las tragedias de Lampedusa de octubre de 2013, en las que murieron más de 400 inmigrantes por el naufragio de dos pateras.
La OIM teme que el número de víctimas sea considerablemente mayor al citado en su informe, toda vez que a la reducida información en zonas más o menos transitadas se suman los nulos datos relativos a regiones remotas.
El director general de la OIM ha avisado de que las «oportunidades limitadas» existentes para los viajes «seguros» lleva a los inmigrantes a «manos de contrabandistas». En este sentido, ha recordado que los «inmigrantes indocumentados no son criminales», sino «seres humanos que necesitan de protección y asistencia».
DESAPARECIDOS
La OIM ha lanzado el Proyecto de Migrantes Desaparecidos no sólo para tratar de aclarar el paradero de cientos de personas, sino también para llegar a comunidades de todo el mundo y disuadir a potenciales emigrantes.
Un portavoz de la organización, Leonard Doyle, ha explicado que la campaña, basada principalmente en redes sociales, no consistirá en cuñas de radio o carteles, sino en métodos «más persuasivos» como difundir «la voz de los supervivientes y de los familiares de desaparecidos».