6 de febrero, Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la mutilación femenina

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PRUEBA

aktionmenschLa mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en alterar o dañar los órganos genitales femeninos por razones que nada tienen que ver con decisiones médicas, y es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas.

Esta ancestral y peligrosa práctica se concentra principalmente en 29 países de África y de Oriente Medio. Se lleva a cabo también en algunos países de Asia y América Latina. Además, persiste también en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.

Datos
• La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos.
• Estos procedimientos no aportan ningún beneficio a la salud de las mujeres y niñas.
• Pueden producir hemorragias graves y problemas urinarios, y más tarde pueden causar quistes, infecciones, infertilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido.
• Unos 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la MGF.mutilacion
• En la mayoría de los casos se practican en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años.
• Se calcula que en África hay 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de MGF.
• La MGF es una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas.

Artículo de Fomba Fatimata Niambali, miembro del Parlamento de Malí.

Durante los últimos diez años han ocurrido demasiados desastres en la región de África Occidental. Para la mayoría de ellos, llegó la respuesta y se resolvieron los problemas. Pero hay un gran desastre que sucede continuamente y que tiene unas consecuencias inimaginables entre una población muy vulnerable: nuestras hijas.
La mutilación genital femenina es una práctica común en muchos países de África Occidental, incluido el mío. Y puede tener consecuencias devastadoras en las víctimas, incluidos problemas físicos y cicatrices psicológicas de por vida.

Las cifras aún son altas, a pesar de las descorazonadoras historias que cuentan las mujeres y niñas que han sufrido mutilación genital. Hace unas semanas, leí un artículo sobre una niña que había sido sometida a la ablación.
«No puedo explicar el sentimiento de terror que pasa por la mente de una niña que ha sido mutilada cuando piensa en la llegada de su boda. En el día de su boda, las novias son sometidas a otra dolorosa operación para deshacer la infibulación y permitir la consumación del matrimonio».
«En la mayoría de los casos, la intervención la realiza un practicante tradicional sin anestesia y con muy poco cuidado por la higiene. A veces se realiza en el suelo del baño. Sólo cuando se ha completado este procedimiento se puede considerar que la mujer mutilada es ‘libre’. Normalmente suelen tener su primera experiencia sexual esa misma noche».

¿HASTA DÓNDE HEMOS LLEGADO?

mutilacion_femeninaEn 2014, el ratio de prevalencia de mutilación genital femenina en Malí era del 85% entre las mujeres de entre 15 y 49 años y del 84% de las niñas de hasta 14 años, según datos del Ministerio de Promoción de la Mujer, la Infancia y la Familia. Cuando lees otros informes de, por ejemplo, Guinea-Bissau, se observa que el 94,5% de las niñas y mujeres de la región de Gabu y el 92,8% de las de la región de Bafata han sido sometidas a mutilación. En Sierra Leona, la ratio es del 88,6%.

Como diputada del grupo de trabajo parlamentario contra la violencia hacia mujeres y niñas, me pregunto: «¿hasta dónde hemos llegado?». En mi opinión, las cifras deberían desagregarse para permitir una mejor lectura de la situación actual. Sería clave conocer cuáles son las niñas y las generaciones más afectadas.
Si en una cifra dada, las niñas de entre 5 y 12 años representan menos de la mitad, probablemente signifique que los esfuerzos están dando sus frutos y que se ha conseguido un gran cambio en los últimos quince años. Estos esfuerzos, no obstante, deberán continuar hasta que no se registre ningún caso más.

SUPERAR CREENCIAS Y TRADICIONES

Aún así, mucho del trabajo consiste en superar creencias tradicionales. Puede parecer un gran cambio, pero es posible. Cuando los proyectos se ponen en marcha, suelen desarrollarse durante un período de tres o cinco años, lo que no da mucho margen de tiempo para ver los resultados. Las cifras son cuantitativas, pero ¿qué hay del cambio cualitativo, del cambio de mentalidades?.

Sólo la transferencia de conocimientos y concienciación de una generación a la siguiente permitirá que la práctica sea cuestionada y se ponga fin a esta lacra. Muchos problemas han aumentado, como la salud, pero las comunidades han comenzado a usar métodos más higiénicos.

No obstante, el principal escollo es que la gente que realiza esta práctica lo hace para tratar de evitar el estigma social y ahí es donde se debe trabajar y hacer propuestas.
Las madres prefieren que a sus hijas les sea practicada la mutilación en un lugar seguro y esterilizado para que puedan encontrar marido, que sean exitosas en los negocios y que dejen de ser el hazmerreír de la comunidad.

El reto aquí es entender y tener en cuenta cómo trabajan, piensan e interactúan las comunidades que practican la mutilación genital femenina. La metodología ganadora es la que asegura que toda la comunidad entiende y responde a los mensajes.
Las leyes por sí mismas no son suficientes, no garantizan el éxito, porque el cambio tiene más que ver con el entendimiento de las propias comunidades.
UN NUEVO ENFOQUEmutilacion 1

El enfoque utilizado por organizaciones para el desarrollo, como la organización de derechos de la infancia Plan Internacional, parece estar funcionando.
El enfoque «de niña a niña» y de «niña a padre» permite a las niñas concienciar y promocionar sus derechos entre ellas y con sus padres, utilizando métodos creativos y que no ofendan la sensibilidad de la gente, como actuaciones, dibujos, poesía o canciones. Esto ha ayudado a muchas niñas a expresarse en público y compartir sus experiencias sin miedo y sin vergüenza.

Es importante que las comunidades estén involucradas desde el principio para evitar la creación de nuevos grupos estigmatizados. Los niños y niñas, las mujeres, las circuncidadoras, los líderes locales y religiosos, los trabajadores sanitarios, las autoridades, los profesores, las organizaciones locales, las ONG y los políticos deberían tomar parte en la lucha contra la mutilación genital femenina.

La paciencia y el compromiso real son esenciales si queremos reducir significativamente los casos de mutilación genital. El camino es aún largo, pero debe haber una voluntad de cambio y debe empezar ahora. Ayudar a las niñas a escapar de la mutilación genital debe ser una prioridad.