La línea ferroviaria entre Orense y Santiago, en la que se produjo el trágico accidente de Angrois en julio de 2013, debía estar limitada a una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora y no de 200.
En el informe definitivo del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, el perito Angel Luis Sánz Cubero advierte “una anormalidad” referida a la ubicación de las balizas previas de “todas las señales avanzadas que hay en la línea”, pues están situadas entre la segunda y la tercera pantalla a 300 metros de la señal, cuando según la normativa que regula la alta velocidad (PTO) deben estar a 500 metros.
El informe que facilita a la instrucción este experto maquinista, arroja como una de lass principales conclusiones que “esta irregularidad, por sí sola, es suficiente para que no se hubiera ordenado ni autorizado circular a 200 kilómetros por hora en toda la línea cuando se circula con Asfa”.
“La velocidad máxima de la línea cuando se circula con Asfa debió ser de 160 kilómetros por hora”, de modo que si sucediesen “los mismos eventos” que ocurrieron “antes de llegar al punto de descarrilamiento hubiera llegado a una velocidad muy inferior”, que cifra en torno a 120 kilómetros por hora, “o menos”, las consecuenciasubieran sido “sensiblemente distintas”, pues “probablemente el tren no habría descarrilado”.