El programa que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía para la cría en cautividad del quebrantahuesos ha registrado la undécima y definitiva puesta de huevo de la temporada, que ya ha visto nacer hasta cinco pollos.
La última puesta se produjo el pasado sábado 7 de marzo, como resultado del emparejamiento de los ejemplares ‘Andalucía’ y ‘Salvia’. El quinto ejemplar, segundo hijo de ‘Elías’ y ‘Viola’, nacido esta semana, fue por eclosión natural y pesó 143,5 gramos.
Desde 2009, cuando nació el primer pollo, hasta 2014 han nacido un total de 53 pollos, de los que han sobrevivido 44, en el Centro de Cría del Quebrantahuesos de Cazorla, que se creó en diciembre de 1996 en el marco del Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos de la Consejería.
Su objetivo principal es el de reproducir esta especie en cautividad y formar un ‘stock’ genético que asegurará la supervivencia de las poblaciones europeas de quebrantahuesos y el éxito del programa andaluz de reintroducción.
El centro utiliza una metodología de trabajo basada en técnicas de cría natural, es decir, en las que la fecundación es natural y la incubación y el desarrollo de los pollos corre a cargo de los padres, tratando, en todo momento, de que la intervención humana sea la mínima posible. Para ello, sus instalaciones están dotadas de un moderno sistema de videovigilancia en cada una de sus jaulas.
El programa concluyó la temporada de reproducción 2013-2014 con un único pollo vivo, una cifra baja que se correspondía con las del Programa Europeo de Cría en Cautividad –13, cuando los años anteriores se registraron hasta 22– y que se atribuyó a que durante la época de incubación de las puestas hubo muchas precipitaciones y las temperaturas fueron bastante suaves, cosa que no parece favorecer el desarrollo embrionario de la especie.
El número total de huevos puestos por las cinco parejas reproductoras del centro de cría en cautividad ascendió a nueve, si bien seis se comprobó que no estaban embrionados, y de los tres restantes, eclosionaron dos y el tercer embrión murió a falta de pocos días para la eclosión.
El suceso más llamativo ocurrió con una de las crías, hija de ‘Cabús’ y ‘Corba’ –el otro era de ‘Elías’ y ‘Viola’–, que eclosionó en febrero y evolucionó perfectamente en laboratorio hasta el día de su adopción con sus padres biológicos. Todo transcurrió con normalidad hasta el 2 de marzo, cuando una garduña (pequeño mamífero depredador y nocturno) entró por la noche a la jaula de ‘Cabús’ y ‘Corba’ y robó al ejemplar de debajo de la madre, causándole la muerte en menos de un minuto.