El alcalde, Agustín Iglesias Caunedo descubrió la placa de la calle que el Ayuntamiento de Oviedo incluyó en el callejero municipal, «para recordar y homenajear la memoria del médico asturiano Ildefonso Martínez». El primer edil definió su gesto, minutos después -durante un acto en el salón de recepciones del Consistorio- como «una ocasión única para homenajear y destacar lo que significa el ejercicio de la profesión médica y lo que significa, a mayores, el compromiso que todo profesional ha de tener con la sociedad en la que realiza su actividad».
«Esta ciudad», aseguró Caunedo, «le debe a Ildefonso Martínez un trabajo y una solidaridad tan decidida y recta que le llevó a la tumba. En su lápida, la corporación que regía este Ayuntamiento en 1855 dejó grabado el testimonio de esta deuda con estas palabras: ‘A la memoria del Dr. D. Ildefonso Martínez, Médico distinguido que murió el 26 de Septiembre de 1855, víctima de su celo, abnegación y caridad cristiana asistiendo a los enfermos coléricos de esta capital’.Ya sabéis que cuando el doctor iba a regresar a Madrid llegó el cólera morbo asiático a la ciudad; él se ofreció voluntario al Ayuntamiento para prestar sus servicios y luchó contra la peste hasta que la peste acabó con él». «La huella de su compromiso con los vecinos de esta ciudad fue tan profunda que llevó, cuarenta años más tarde, a cambiar el nombre de la calle Salsipuedes por el de Ildefonso Martínez. Tenía 34 años y más allá de su ejemplo reflexionó mucho por escrito sobre su ideario del buen profesional de la medicina», indicó el jefe del Ejecutivo local.
«En libros como ‘Espejo del verdadero Médico‘ se pueden rastrear enseñanzas, lecciones morales que incluso hoy siguen siéndonos muy útiles. Y no sólo para el ejercicio de la medicina. Su código moral recalca, por ejemplo, la necesidad de ‘ser humano’, de ayudar al que está al lado, y de ser ‘independiente'», señaló el Alcalde al tiempo que recordó las palabras del facultativo homenajeado: «Hablar con respeto de las personas y con entera libertad de las cosas». A su juicio, «son buenas enseñanzas y conviene rescatarlas y repasarlas en estos tiempos de crisis en que todo parece tambalearse. Esta aparente condición ‘líquida’ de los tiempos modernos que afecta a todas las instituciones, a todos los profesionales, se puede combatir con eficacia si sabemos actuar de forma rigurosa, siendo honestos, justos, fuertes y prudentes, como diría Ildefonso Martínez. Puede parecer algo caduca esta cuestión de los códigos éticos, pero es necesario no sólo tenerla en cuenta y practicarla, sino también afirmarlo, explicarlo las veces que haga falta para hacer conscientes a todos que nuestras instituciones, nuestras actividades profesionales, ya disponen de mecanismos para su correcto funcionamiento. Y que así lo vamos a hacer».
«No quiero dejar pasar esta oportunidad tampoco para destacar el respeto que desde el Ayuntamiento de Oviedo sentimos por vosotros, como colectivo de profesionales médicos y para ofreceros todo el apoyo en lo que podáis necesitar. Y voy a ser más concreto. Como alcalde de Oviedo considero que el desarrollo de las políticas sanitarias no se puede hacer de espaldas a los profesionales del sector. Sé que habéis sufrido con frecuencia, y más en los últimos tiempos, la incomprensión de las administraciones. Es necesario cambiar esa dinámica porque sin vuestro criterio y sin atender a vuestras necesidades no lograremos nunca los objetivos de calidad y de excelencia que todos queremos para nuestra sanidad. Ese es mi compromiso y os prometo que defenderé esas ideas allí donde haga falta», concluyó el Alcalde.
También glosó la figura del médico Ildefonso Martínez el historiador Emilio Campos y el presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Alejandro Braña quien reivindicó «el altruismo y el alto nivel de exigencia de los facultativos».