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La altitud trae consigo una disminución de la presión atmosférica, que se traduce en un aire cada vez mas enrarecido, con menos oxigeno absoluto para respirar. ¿Tiene el mismo efecto la exposición a la hipoxia artificial que la exposición a altitud real?. ¿Son efectivos los sistemas de altitud simulada?.
Con el fin de avanzar en el conocimiento y en las posibles diferencias entre altitud real o simulada, el laboratorio de fisiología de la Universidad de British Columbia llevó a cabo un estudio en el que 11 personas fueron sometidas a 4 tipos de exposiciones diferenciadas en relación a la presión atmosférica y la concentración de oxígeno del aire en una cámara especial.
Los tipos de exposición fueron a los que fueron sometidos los participantes en este estudio fueron:
1. Presión atmosférica y nivel de Oxígeno normales.
2. Presión atmosférica normal (normobaria) y concentración de Oxígeno baja o hipoxia (al 10,5 % correspondiente a una altitud simulada de unos 5000 metros sobre el nivel del mar, en lugar del 21 % que correspondería al nivel del mar).
3. Baja presión atmosférica (hipobaria) y Nivel de Oxígeno normal (normoxia).
4. Presión atmosférica baja (hipobaria) y Nivel de Oxígeno bajo (hipoxia).
Durante y después de cada sesión, los investigadores midieron una gran cantidad de valores. Además de los síntomas del mal de altura analizaron varios parámetros respiratorios como la ventilación minuto, volumen corriente, frecuencia respiratoria, oxigenación sanguínea, frecuencia cardiaca y la presión sanguínea.
Los resultados del estudio no objetivan diferencias significativas entre los efectos de la «altitud simulada» en comparación con la altitud real, lo que supone en sí mismo un soporte al uso de la hipoxia artificial como método de entrenamiento y mejora del rendimiento físico.
Puedes acceder a más información sobre la comparativa entre altitud real y altitud simulada en la web de Biolaster.
