La ermita de San Román de Escalante, Bien de Interés Cultural

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La ermita de San Román, en el municipio cántabro de Escalante, ha sido declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento, según una resolución del Gobierno regional, publicada este martes en el Boletín Oficial del Estado.
La declaración, reconoce como Bien de Interés Cultural a esta pequeña capilla, construida en el siglo XII en lo que entonces eran las afueras de Escalante.

El edificio es un ejemplo de la pervivencia de trazas románicas en un periodo histórico posterior: el gótico. La estructura de la ermita es sencilla: tiene una única nave y un pequeño ábside semicircular cubierto con bóveda de cañón con arco triunfal apuntado.

El exterior del templo muestra un aspecto moderno debido a una restauración reciente, basada en la mampostería característica del románico rural.

Los muros son de mampostería ordinaria, salvo los esquinales que son de sillería. La puerta de entrada es sencilla, de arco de medio punto apoyado sobre cimacios decorados con entrelazos (el de la izquierda) y ajedrezado (el de la derecha).

El ábside cuenta con 16 canecillos decorados con motivos diversos, sobre los que se apoya una sencilla cornisa en bisel. En el hastial se eleva una reducida espadaña de una sola tronera, en sillería.
La ermita de San Román de Escalante destaca sobre todo por el excepcional conjunto escultórico conservado en su interior. La decoración se concentra en el arco triunfal, presbiterio y ábside.

El arco triunfal es de medio punto y se apoya sobre cimacios y columnas con capiteles historiados. La columna de la izquierda tiene fuste acanalado en arista curva y su capitel está formado por cuatro animales afrontados, de cuyos lomos surgen unas volutas elevadas que se unen en las esquinas. El cimacio está decorado con motivos florales y cabezas de animal en los ángulos.

El arco que abre el ábside es de medio punto y se apoya sobre columnas cariátides adosadas al muro. La de la izquierda tiene una imagen de la Virgen sedente, con el niño encima. Cuenta con un original capitel con arquillos superpuestos rehundidos, rematado por una especie de argolla en el ángulo.

El cimacio está decorado con una figura humana en posición horizontal, un pájaro y una vasija de frente. En la columna derecha aparece la figura de un apóstol o clérigo, que sostiene con sus manos un libro abierto.

En el capitel se representa la matanza de los inocentes: dos soldados, espada en mano, sostienen la cabeza decapitada de un niño mientras tres mujeres se echan las manos a la cabeza en un gesto de dolor. El cimacio está decorado con bolas con caperuza y rostro humanos.

El muro del ábside está recorrido por una línea de impostura con bolas y cabezas pequeñas de animal. En el centro del muro se abre la única ventana románica conservada. Es de medio punto, con arquivoltas de ajedrezado y aves y un gran boquetón que apoya sobre columnas de capiteles decorados, el de la izquierda con figuras de animales afrontados, con cabeza humanoide y el de la derecha con gruesas medias bolas con rosas de cuatro y cinco pétalos.