El Ayuntamiento de Sopelana, en Bizkaia, impulsará en los próximos meses el segundo proyecto de ecología aplicada en el municipio. Después de la recuperación medioambiental de la vega de Urko, el siguiente proyecto se desarrollará en la zona de Ingesta, es decir, en la zona situada sobre el acantilado de la playa de Atxabiribil.
La zona se encuentra degradada en varios puntos debido a la intervención humana (antigüo parking, zona de paso de motocicletas, etc.), por lo que el objetivo del proyecto es devolver a la zona su aspecto y características naturales.
Los objetivos generales del proyecto son los siguientes:
– Recuperar el brezal costero, degradado tras décadas de intervención humana.
– Contrarrestar la fragmentación del hábitat, ordenando el uso público de la zona.
– Favorecer la regeneración natural de las áreas más degradadas.
– Acercar y hacer partícipe a la ciudadanía del espacio, sus valores, su importancia y trascendencia en la salud colectiva, de forma sostenible y respetuosa para la biodiversidad de la zona.
El proyecto, por lo tanto, pretende actuar como motor en la mejora ambiental del borde costero de la zona, proponiendo una forma de intervenir que conjugue la regeneración de hábitats, el uso público y la sensibilización medioambiental.
Se trata de una zona de especial interés desde el punto de vista ecológico, paisajístico y social. Es una zona muy valorada por los y las sopeloztarras, así como por los vecinos y vecinas de otros municipios, que acuden a diario a pasear o a andar en bici por la zona.
Las parcelas donde se plantea la intervención son vía de paso a diario de caminantes y senderistas, así como de ciclistas de montaña e incluso motocicletas y otros vehículos de motor.
En la zona a intervenir, la influencia del viento y el salitre condiciona el crecimiento de las comunidades de seres vivos. Por ello, la fauna y flora que ocupan este hábitat presentan adaptaciones particulares, entre sus miembros son muy particulares los endemismos, su extensión en el continente europeo es muy reducida, y están consideradas muy delicadas, viendo su supervivencia amenazada.
Destaca la presencia de plantas invasoras: es abundante y muy evidente la implantación del arbusto Pittosporum tobira, empleado en los cierres de fincas y jardines de chalets cercanos. También salpican el matorral matas del plumero de la Pampa (Cortaderia selloana) y del aligustre japonés (Ligustrum lucidum).
En la elaboración del proyecto se ha tenido muy presente el Plan de Acción para la conservación del sapo corredor (Epidalea calamita) elaborado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, por encargo de la corporación municipal.
Esta especie se encuentra restringida a un pequeño territorio costero muy próximo a la zona de Ingesta, y su extensión hasta esta zona se considera por parte de los expertos de gran interés para la supervivencia de la población y la biodiversidad de la región.