El último informe de la Asociación Española de la Carretera situaba a Galicia entre las cinco comunidades con el firme de los viales en peor estado.
Un repaso sobre el terreno a la red viaria gallega constata que hay al menos 35 tramos de 28 carreteras en pésimas condiciones: en la mayor parte de ellos se han producido accidentes o incluso se han perdido vidas. Ni siquiera la autopista AP-9 se libra de ello. A su paso por Santiago en dirección a Pontevedra esta infraestructura presenta varios puntos de firme en mal estado o rugoso. Los conductores se ven obligados a convivir con baches a su paso por el periférico (SC-20), y también en la autovía que va a Lavacolla.
En la autovía de las Rías Baixas (A-52, entre Ponteareas y Verín hay numerosos socavones, que han ocasionado protestas, especialmente de los transportistas. La N-550, que une Tui con A Coruña, está profundamente deteriorada en muchos de sus tramos. Algunas de las situaciones más sangrantes se detectan en Ordes, en Oroso, y en Valga.
Otra nacional, la que une A Coruña y Madrid (N-VI), se encuentra en muy mal estado en diferentes puntos, como entre Nadela y O Corgo, en la provincia de Lugo.
La N-547, que comunica Lugo con Santiago, está llena de baches, especialmente en la zona limítrofe con la provincia de A Coruña. La N-540, entre Lugo y Ourense, se encuentra destrozada a la salida de la capital lucense, y también pasado Guntín, hasta Ventas de Narón.
La N-640, especialmente entre Rozas y Meira y también hacia A Pontenova es bastante peligrosa, igual que lo es el tramo que une Cuntis y A Estrada, en la provincia de Pontevedra. Lo mismo ocurre con la N-634 a su paso por A Xesta, en Abadín, en mal estado debido a que los camiones que trabajaron en la construcción de la A-8 dejaron el firme estropeado. En este mismo vial, pero en la provincia de A Coruña, hay otro punto muy polémico y en mal estado: se trata de la rotonda de Sesmonde, cerca de Curtis.
Otra carretera interprovincial con deficiencias en varios tramos es la N-525. Su firme está deteriorado en las rotondas de salida de Lalín y Silleda, y también en Allariz. La N-120 presenta tramos peligrosos, con escalones laterales, en el municipio de Monforte, así como en la comarca de Valdeorras en su tramo ourensano. Tampoco pasan el examen la N-540 en el tramo entre Chantada y Taboada, donde el pavimento está muy gastado; ni la N-642, en el tramo entre Mañente (Foz) y Daián (Cervo), nueve kilómetros en mal estado.
El principal acceso de Vigo, la avenida de Madrid, es también una de las carreteras en peor situación de la ciudad. En la provincia de Pontevedra la mala conservación ha creado otros puntos negros en la ronda este de Lalín, en la PO-308 entre Raxó y Sanxenxo -cuya peligrosidad para peatones y conductores asume un informe de la Axencia Galega de Infraestruturas-, o entre Portonovo y A Lanzada. El vial que une Moaña y Marón (PO-313) entraña riesgos para los usuarios por la sinuosidad del trazado y por la existencia de ganado suelto. La PO-531 presenta un punto negro en el municipio de Barro. Sin dejar la red de carreteras pontevedresa, hay también problemas en la que une Silleda y Laro y en el enlace del polígono industrial de Tremoedo (Vilanova de Arousa) a la Vía do Salnés.
En el vial que une Feáns (A Coruña) con Uxes (Arteixo), unas obras sin finalizar debido a la quiebra de la empresa se han convertido en un punto peligroso. El tiempo de paralización se cuenta por años, aunque la Diputación acaba de sacar de nuevo a concurso los trabajos. La relación de puntos conflictivos incluye también el vial que une Ordes y Cerceda, el que une Vimianzo y Camariñas, la autonómica OU-209 en Leiro, o las que comunican O Barqueiro y Ferrol, Cedeira y Ferrol y Mera y Cariño, aunque no tanto por su pavimento como por el tráfico que soportan.