El último recuento de la Conselleria de Medio Ambiente habla de alrededor de un millón y medio de árboles afectados ya por el tomicus, el insecto que invade ejemplares debilitados por la sequía y los aniquila desde dentro.
Por segundo año consecutivo, buena parte de los 285 millones de árboles que crecen en los montes valencianos no están recibiendo el agua que necesitan para poder defenderse de los escarabajos. Si no beben, no generan resina suficiente y sin esa sustancia defensiva, el voraz insecto campa a sus anchas para alimentarse y reproducirse bajo la corteza.
Medio Ambiente cifra en un 0,5% el porcentaje de árboles muertos o enfermos por la plaga hasta la fecha. A primera vista, puede parecer una cantidad reducida, pero su traducción en números absolutos es reveladora: casi un millón y medio de ejemplares afectados en cientos de parajes de las tres provincias.
Así analiza un técnico de Medio Ambiente el detonante climático de la plaga. «Cuando comenzó el problema, gran parte del territorio había recibido menos de la tercera parte de la lluvia considerada normal a lo largo del año». Según reveló el lunes el conseller de Gobernación, Luis Santamaría, el défict hídrico alcanza el 85% en las zonas más secas del sur de la Comunitat. Una verdadera agonía para el monte.
«Las lluvias del mes de marzo parecían indicar el fin del periodo seco y un alivio para el arbolado, pero abril volvió a cerrarse con temperaturas por encima de la media y sólo un 15% de las precipitaciones habituales en la Comunitat en este mes» casi siempre lluvioso. Y mayo todavía está siendo peor, con un calor anormal de hasta siete grados por encima de lo habitual y los primeros grandes incendios forestales.
Ante el problema, se está combatiendo en dos frentes: detectar, cortar y triturar a toda costa los árboles infectados (aquellos enfermos en los que el tomicus ha anidado) o bien instalar trampas químicas que atraigan al escarabajo fuera de los pinos.
La estrategia pasa por atajar las nuevas generaciones de escolítidos, que podrían agravar el problema exponencialmente. Aquellos árboles muertos por la presencia del insecto pero ya vacíos de crías no se consideran una prioridad a la hora de prevenir la plaga. Son una batalla perdida. Hasta mediados de mayo, la Generalitat contabilizaba casi 120.000 pinos eliminados en labores preventivas, más de la mitad en la provincia de Valencia.
Según confirmó la Conselleria de Medio Ambiente, ha salido a concurso público la tala de ejemplares en once parajes de monte gestionado por la Generalitat con zonas de arbolado afectadas por la plaga.
El departamento autonómico valorará ofertas de presupuestos por parte de empresas privadas para cortar pinos infectados en todo el territorio. En Castellón, por ejemplo se aplicará esta medida en La Dehesa de Soneja, Solana Las Viñas de El Toro, Las Lomas de Barracas, Santa Bárbara de Pina de Montalgrao y Bovalar de Sant Jordi. En Valencia, se hará lo propio en Serra, Guadassuar, Vilamarxant y Sagunto. La oferta en Alicante se ubica en los montes de Orihuela.
En este momento el tomicus está finalizando su ciclo. Convertidos en insectos adultos, los escarabajos pasarán el verano en una fase de maduración sexual en la que no producen daños mortales en el arbolado.
El problema es que cuando el tomicus destruens termina su ciclo larvario lo inicia otro perforador muy similar: el orthotomicus erosus, su ‘hermano pequeño’. No es tan agresivo, pero en situaciones de debilidad del arbolado genera importantes daños durante el verano.