¿Qué pasa con las papeletas que no se utilizan en las elecciones? ¿Aquellas que quedan sobre las mesas de los colegios electorales sin ser depositadas en las urnas? Estas van a parar a las plantas de reciclaje de papel.
Durante 3 días los operarios municipales pasan por cada uno de los 265 colegios electorales que se instalaron en la ciudad durante las elecciones municipales para recoger las papeletas sobrantes y reciclarlas.
Orientativamente, en las elecciones europeas del año pasado se reciclaron hasta 45 toneladas de papel. Una cifra que podría ser más o menos la misma que en estos comicios. Desde el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, el jefe de la gestión de residuos, Carles Vázquez, explica: “Lo que esto simboliza es que el proceso de reciclaje está integrado en nuestro día a día, también durante las elecciones. En cualquiera de las actividades que llevamos a cabo, si genera residuos, lo que tenemos que hacer al final es reciclarlos.”
El proceso de reciclaje
Las papeletas de la ciudad son transportadas hasta 2 plantas de reciclaje, una situada cerca del río Besòs y la otra, en la Zona Franca. Cuando los camiones cargados de papel llegan a la planta, lo primero que se hace es pesarlos. Una vez dentro, las papeletas se vierten en una cinta transportadora que las pasará por la trituradora, y luego se prensa todo y termina convertido en balas de papel.
Las papeletas, pues, siguen el mismo proceso de reciclaje que cualquier otro residuo de papel o cartón. A la planta de reciclaje de papel de la Zona Franca cada día llegan 7 toneladas de papel que se convierten en 700 balas listas para ser convertidas en pasta de papel.