La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ha distinguido la labor de Bolivia, Costa Rica y República Dominicana por reducir el hambre en los últimos 25 años, de acuerdo a los compromisos internacionales.
Bolivia ha sido premiada por conseguir reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre entre 1990 y 2015, Costa Rica obtuvo el reconocimiento por disminuir el hambre por debajo del 5% y República Dominicana cumplió el objetivo más estricto, el de reducir a la mitad el número total de personas desnutridas.
Según el informe «El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI)», elaborado por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), fueron 29 los países que lograron cumplir el objetivo más estricto y 72 los que redujeron el porcentaje a la mitad.
El informe, publicado el pasado 27 de mayo, apunta que Bolivia disminuyó el porcentaje de hambre del 38% de 1990-1992 al 15,9% en la proyección para 2014-2016 y las personas con desnutrición bajaron de 2,6 millones a 1,8 millones en los últimos 25 años.
Costa Rica redujo el hambre por debajo del 5%, y pasó del 5,2% de 1990-1992 al 4,99% en 2014-2016, pasando de 250.000 personas desnutridas a 160.000.
República Dominicana, que ya fue premiada en 2013 por reducir el hambre a la mitad, fue reconocida por alcanzar el objetivo más estricto establecido por la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 de reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre.
En concreto, las personas con desnutrición se redujeron de 2,5 millones en 1990-1992 a 1,3 millones en la proyección para 2014-2016 y el porcentaje cayó del 34,3% al 12,3%.
En la ceremonia de entrega de premios, el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, destacó que los esfuerzos de estos países «dan una lección» y «pueden inspirar a otros países para trabajar más, mejor y más rápido, porque el hambre no puede esperar».
«Estos logros no se dan por casualidad. Son el resultado de esfuerzos de gobiernos, sociedad civil y sector privado por un desarrollo más inclusivo».
Aunque celebró que «desde 1990, 216 millones de personas han sido liberadas del hambre», recordó que todavía «una de cada nueve personas del planeta no tienen la alimentación necesaria para una vida sana y productiva» y que 800 millones pasan hambre.
«No es aceptable. El hambre persiste en un mundo de abundancia. Un tercio de los alimentos producidos se pierden o desperdician. Necesitamos cambiar esta situación», sentenció.