El 47 por ciento de las personas sin hogar que viven en España -más de 30.000- han sufrido algún tipo de agresión o vejación por parte de desconocidos. El 28% de estos delitos son cometidos por jóvenes que están de fiesta.
Esta es la principal conclusión del primer estudio acerca de la violencia sobre el colectivo de personas sin hogar elaborado el Observatorio Hatento, que desmonta la creencia de que el grueso de los delitos de odio contra las personas que no tienen un techo son imputables a colectivos neonazis e incide, con la erradicación del ‘sinhogarismo’ como prioridad, en que hay que tomar medidas urgentes para proteger al colectivo.
De un estudio sobre 261 personas que consideran extrapolable al conjunto de la población sin hogar, algo más de 31.000 personas en España, según sus cálculos, concluyen que 47% han sido víctimas de algún incidente o delito de odio, una de cada tres ha sido insultada y una de cada cinco ha sufrido algún tipo de agresión.
En el estudio se han analizado en profundidad las experiencias de violencia de 114 de los entrevistados, todos personas que llevaban viviendo en la calle o en un recurso de emergencia al menos tres meses, y con ellas se ha podido trazar «el patrón de los agresores, que en más de un 80% son varones entre 18 y 35 años de edad».
«Identificamos un patrón claro de chicos jóvenes que salen de fiesta y cuando les cierran el garito se encuentran con una persona que está viviendo en la calle y les parece tremendamente divertido agredirla o insultarla. Es un delito de odio convertido en delito de ocio: cosifican a estas personas, las convierten en objetos y en objeto de su diversión».
En el 40% de los casos, los agresores llevaban consigo «algún tipo de elemento intimidatorio», desde botellas recogidas quizá sobre la marcha en la propia zona de ocio –cuenta un caso de un hombre contra el que lanzaron este tipo de objetos unos jóvenes desde una zona de botellón– hasta porras y material que indica cierta premeditación.
El 58 por ciento de las agresiones analizadas tuvieron lugar en plena calle y otro 15 por ciento en un espacio cerrado a pie de calle, como un cajero o un portal. Seis de cada diez tuvieron lugar por la noche y en el mismo lugar en el que dormía la persona sin hogar.
Las víctimas más vulnerables son las mujeres españolas que llevan tiempo ya en la calle y tienen problemas de adicción: el 60,4% padecen delitos de odio por estar sin hogar, frente al 44,1% de los hombres. Sin embargo, sólo el 13 por ciento lo denuncia. La mayoría cree que hacerlo no sirve para nada.
El estudio apunta que el 10 por ciento de las agresiones que detallan los entrevistados se atribuyen a fuerzas policiales.