El arzobispo ordenará al primer sacerdote japonés de Toledo

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PRUEBA

El arzobispo de Toledo celebrará este domingo en la Catedral Primada el sacramento del orden sacerdotal. Siete seminaristas recibirán este ministerio y otros 16 serán ordenados diáconos. Braulio Rodríguez Plaza presidirá la ceremonia litúrgica que comenzará en torno a las once de la mañana en el altar efímero que el Cabildo instala para estos acontecimientos en el interior de la Puerta de los Leones, bajo el balconcillo con balaustrada renacentista que soporta la tribuna donde está el órgano del Emperador, el más antiguo de la catedral, de mediados del siglo XVI.

De los siete seminaristas que serán ordenados presbíteros y recibirán el ministerio sacerdotal de manos de monseñor Braulio Rodríguez Plaza destaca un joven japonés convertido al cristianismo en España y formado en el Seminario Mayor ‘San Ildefonso’, tal y como explicaba ayer a este diario el rector José María Anaya.

Asimismo, a estos siete nuevos sacerdotes con los que contará la Diócesis a partir del domingo se suma un joven de Burundi formado en Toledo que será ordenado presbítero en su país de origen. Burundi es un país africano azotado en los años 90 por la guerra civil auspiciada por razones étnicas.

De hecho, la Diócesis cuenta con misioneros en esta zona del Cuerno de África, como la hermana Herenia Ezquerra natural de Rielves, que el pasado mes de octubre compartía con los medios su experiencia misionera en este continente. «Siempre son los pobres a los que les toca sufrir los problemas económicos y políticos», explicaba entonces.

En cuanto a la ceremonia litúrgica, el rito se enmarca en la celebración eucarística habitual hasta la homilía del pontífice, cuando se presenta uno a uno a los seminaristas que van a ser ordenados y se les pregunta, primero a los diáconos, si están dispuestos a prometer los compromisos del ministerio: obediencia, pobreza y celibato.

El rito continua, tras el diálogo de las promesas, con una oración por parte del arzobispo y la imposición de sus manos para los diáconos, además de las vestiduras y recibir el Evangelio; mientras que a los sacerdotes la imposición de manos es del grupo de presbiterio -todos los sacerdotes que estén en la ceremonia, unos 150- y sigue con la oración de consagración, la imposición de la casulla y la estola, y la entrega del cáliz y la patena, pues desde ese momento ya pueden celebrar la eucaristía.