Save the Children y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) han publicado un informe este jueves en el que alertan de que el conflicto y la crisis humanitaria en Siria están provocando un aumento cada vez mayor de niños que son explotados en el mercado laboral, tanto en este país como en los vecinos que acogen a más de cuatro millones de refugiados.
Según este documento, dentro de Siria los niños contribuyen al ingreso familiar en más de tres cuartas partes de los hogares encuestados. Tras cinco años de conflicto, cuatro de cada cinco personas en Siria vive en la pobreza y hay 7,6 millones de desplazados internos. Además, los índices de desempleo pasaron de 14,9 por ciento en 2011 a 57,7 por ciento a finales de 2014.
En el caso de Jordania, cerca de la mitad del total de los niños sirios refugiados son actualmente el sustento de la familia en los hogares encuestados, individual o conjuntamente con otros miembros de la unidad familiar, mientras que en Líbano se han detectado casos de niños de haste seis años que trabajan.
Ambas organizaciones recuerdan que, de todos los niños que trabajan, los más vulnerables son aquellos involucrados en conflictos armados, explotación sexual y actividades ilícitas que incluyen la mendicidad organizada y el tráfico de niños.
DAÑOS GRAVES
El informe muestra que un número creciente de niños están empleados en condiciones de trabajo dañinas, lo que les sitúa en riesgo de sufrir daños graves para su salud y bienestar.
«El trabajo infantil obstaculiza el crecimiento de los niños y su desarrollo ya que trabajan durante largas horas con escaso sueldo, frecuentemente en ambientes extremadamente peligrosos y no saludables», ha incidido el director regional de UNICEF en Oriente Próximo y el Norte de África, Peter Salama.
«El transporte de cargas pesadas, la exposición a pesticidas y químicos tóxicos o trabajar durante largas horas, son solo algunos de los trabajos peligrosos que los niños afrontan en la región».
Tres de cada cuatro niños que trabajan, encuestados en el campo de refugiados de Zaatari en Jordania (el segundo mayor del mundo), han informado sobre problemas de salud en el trabajo. Otro 22 por ciento de los niños informalmente empleados en el sector agrícola resultaron heridos mientras trabajaban en Mafraq y el Valle Jordano.
Por todo ello, UNICEF y Save the Children han hecho un llamamiento a sus aliados en la iniciativa No Lost Generation, a la comunidad internacional, a los gobiernos anfitriones y a la sociedad civil para que tomen una serie de medidas para abordar el trabajo infantil en Siria y en los países afectados por la crisis humanitaria.
En concreto, reclaman «mejorar el acceso a los medios de vida incluyendo la disponibilidad de más financiación para actividades de generación de ingresos», «proporcionar educación segura y de calidad para todos los niños afectados por la crisis», «priorizar la erradicación de las peores formas de trabajo infantil» e «invertir en el fortalecimiento de los sistemas y servicios de protección de la infancia nacionales y comunitarios».