El museo Oiasso de la romanización de Irun abrirá mañana las puertas de Historias de tocador, una exposición temporal que llega de la mano del Museo Arqueológico de Catalunya y que repasa, “con algo más de 200 piezas, algunas muy importantes y de gran valor”, los ideales de belleza de la época clásica.
El título completo de la muestra es Historias de tocador: cosmética y belleza en la Antigüedad y según destacó ayer su comisaria, Teresa Carreras, es “una invitación a viajar en el tiempo y descubrir el concepto de belleza en la Antigüedad, principalmente en Grecia y Roma, pero también algunas otras civilizaciones coetáneas” y muestra “cómo el cuidado personal es algo que ha preocupado a la gente en todas las épocas, invitando al visitante a establecer vínculos entre la Antigüedad y pequeños gestos cotidianos en los que todavía hoy nos reconocemos”.
Historias de tocador: cosmética y belleza en la Antigüedad
Del 10 de Julio al 30 de Noviembre de 2015
Desde siempre, hombres y mujeres han mejorado su imagen con los recursos proporcionados por la Naturaleza. En Egipto, Grecia y Roma el uso de cosméticos y aceites perfumados, de tintes o mascarillas y hasta de postizos y pelucas era habitual. Estos secretos se desvelan en la exposición «Historias de Tocador: cosmética y belleza en la Antigüedad» a través de una colección de piezas arqueolócias extraordinarias.
La belleza en la Antigüedad
Para los griegos, la estética y la ética estaban relacionadas. Lo que causaba el bien era bello. Belleza en griego era kaloskagathos, de kalos, ‘bello’, y agathos, ‘virtuoso’. La belleza estaba simbolizada por una figura seductora: la diosa Afrodita.
En cambio, en Roma la belleza dejó de ser una cualidad ideal, casi sobrenatural, para pasar a convertirse en una cualidad capaz de intervenir en la vida diaria, facilitándola y mejorándola. La belleza bajó de los cielos y se materializó.
Arreglarse peinarse, perfumarse y cuidar de la higiene personal son cosas que hacemos habitualmente. Ir al gimnasio o a la peluquería son pequeños lujos que nos ayudan a sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y la imagen que proyectamos a los demás. Aunque parece que estamos hablando de cosas muy actuales, nada de esto es nuevo. Desde la Antigüedad, hombres y mujeres han tratado de mejorar su imagen personal haciéndose servir de todos los recursos que la naturaleza les proporcionaba. El uso de cosméticos y aceites perfumados, de tintes o mascarillas, de postizos y pelucas era habitual. Ahora estos secretos se desvelan en la exposición “Historias de Tocador, cosmética y belleza en la Antigüedad”.
La exposición es una invitación a viajar, a descubrir el concepto de la belleza en la Antigüedad y las técnicas cosméticas de las que se servían para alcanzar la belleza física del cuerpo humano que trascendía a lo más espiritual… Muestra cómo el cuidado del aspecto personal es común a todas las épocas, invitando al visitante a establecer vínculos con la Antigüedad mediante los pequeños gestos cotidianos relacionados con la belleza, en los que todos nos reconocemos.