Antonio Orozco ofreció el pasado lunes día 6 un concierto más que inusual; actuó en el laboratorio de fecundación in vitro del centro para los 380 embriones que en esos momentos estaban en las incubadoras de esta clínica especializada en reproducción asistida.
Con una guitarra, bata y gorro de médico, Orozco se prestó el lunes pasado a una investigación llevada a cabo por ese centro sanitario sobre cómo la música beneficia el desarrollo embrionario y fetal.
Un estudio presentado hace dos años en la reunión anual de la Sociedad Europea de Reproducción Asistida (ESHRE) demostró que las vibraciones musicales aumentan un cinco por ciento la tasa de éxito de la fecundación in vitro y mejoran el desarrollo embrionario. Tras esta conclusión, el Instituto Marqués de Barcelona ha desarrollado un método que incluye incorporar música en todas las incubadoras de embriones.
«Con este sistema seguimos avanzando en nuestro objetivo de reproducir en el laboratorio las condiciones naturales que tendrían los embriones en el útero, y eso contribuye a mejorar las tasas de fecundación», dijo la jefa de Reproducción Asistida del centro, la doctora Marisa López-Teijón.
Según las investigaciones del centro las vibraciones musicales remueven los medios de cultivo en los que nada el óvulo, producen un reparto más homogéneo de los nutrientes que necesita y dispersan los productos tóxicos que se producen.
«El sistema permite además imitar los movimientos que se producen cuando el óvulo y el embrión viajan por las trompas de Falopio hacia el útero», según López-Teijón, que agradeció a Orozco su concierto.
El cantante, que afirmó haber vivido una de las experiencias más especiales de su vida, subrayó que la música es una de las formas más primitivas de comunicación humana.