Esta mañana los doctores que supervisan el estado de Jiménez Fortes han retirado la sedación y la respiración asistida, y ha podido recibir las primeras visitas de su familia y apoderado.
«Hemos podido verle, está con los ojos abiertos y nos ha reconocido nada más vernos. Evidentemente no puede hablar pero sí nos hemos comunicado con la mirada y me ha transmitido mucha tranquilidad. Es un muchacho muy fuerte y muy maduro, sabe seguro que lo que tiene es muy gordo, pero estoy convencido que jamás va a tirar la toalla», ha confesado su apoderado.
Los médicos del Hospital Clínico de Salamanca donde permanece ingresado, han informado a la familia y su entorno de que la evolución de Fortes va por buen camino: «Sigue sin fiebre», la herida cada día tiene «mejor aspecto» y, una vez despierto y sin la intubación, ha reaccionado «con normalidad», «como si se acordase de lo que pasó».
A pesar de todo, el estado de salud de Fortes sigue siendo grave, principalmente por los daños que padece, con afectación de la «región mandibular izquierda, traumatismo facial y cervical» y heridas que afectan en «15 centímetros» a la región «laterocervical izquierda, base de la lengua y fosa amigdalina».
También sufre «fractura de maxilar superior, desgarro a nivel de paladar blando, así como fractura de vómer, lámina perpendicular del etmoides y rostrum esfenoidal (huesos que, desde la base del cráneo, forman la estructura del tabique nasal)».
Fortes resultó cogido al recibir de rodillas con el capote a su primer toro, de la ganadería de Orive, del festejo celebrado el pasado domingo en Vitigudino (Salamanca). El astado le arrolló contra las tablas, le metió el pitón por el cuello, le levantó hacia arriba y le arrojó violentamente contra la arena del ruedo.
El torero fue estabilizado en la enfermería de la plaza, antes de ser trasladado a Salamanca donde fue intervenido.
