Prohibido practicar sexo con este robot humanoide

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Se llama Pepper, pertenece a la operadora de telecomunicaciones SoftBank, trabaja como promotor de la venta de sandías en una tienda de Tokio, también como recepcionista en una entidad bancaria, o como cualquier cosa para la que sus dueños le asignen trabajo.
Pues debe resultar tan atractivo que la compañía que lo ha creado y que lo comercializa ha creído necesario recordar a sus clientes que no pueden mantener relaciones sexuales con él.
SoftBank indica explícitamente en su contrato de acuerdo con el usuario que «no debe realizar actos sexuales u otro comportamiento indecentes».

El bromista Pepper, que según sus creadores puede leer las emociones de la gente, cuesta 1.600 dólares. A pesar de este desembolso, SoftBank advirtió a los compradores que el androide no se puede utilizar al aire libre ni para causar daño a los seres humanos.

Otras de las cláusulas prohíbe usar Pepper para enviar correo electrónico no deseado, pero la prohibición de mantener relaciones sexuales con este robot de plástico de 120 centímetros es el más desconcertante para los internautas japoneses.

SoftBank advierte que los actos obscenos podrían implicar sanciones.
SoftBank ha diseminado cientos de robots Pepper en sus tiendas en todo Japón. A la venta como un compañero para el gran público, una cadena de tiendas lo utiliza para comercializar máquinas de café e incluso acoge a los clientes de un banco japonés.