El entrenamiento hipóxico es hoy en día ampliamente utilizado por deportistas y entrenadores que buscan maximizar el rendimiento deportivo. Las mejoras que se pueden obtener mediante la hipoxia pueden venir determinadas por diferentes procesos fisiológicos. Algunas de las adaptaciones en respuesta al entrenamiento en altitud o hipoxia se producen en el músculo.
Una de las variables a tener en cuenta a la hora de diseñar una estrategia en relación al uso de la hipoxia es la dosis de exposición o el tiempo total y la altitud a la cual se van a desarrollar estas exposiciones a la altitud.
Acaba de publicarse un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Zurich en el que se ha tratado de conocer el impacto de la exposición hipóxica a nivel mitocondrial.
Podríamos considerar que las mitocondrias son entre otras cosas, pequeñas fábricas destinadas a la producción de energía. Es lógico pensar que un aumento a nivel mitocondrial puede traer consigo una mejora en los procesos de producción de energía y por tanto un aumento en el rendimiento.
Este estudio demuestra que la densidad del volumen mitocondrial en el musculo esquelético puede aumentar tras 28 días de aclimatación a 3.454 m y aporta nuevos datos a tener en cuenta por deportistas y entrenadores a la hora de planificar los programas de entrenamiento hipóxico y las dosis de exposición hipóxica.
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