En algún momento de nuestra vida todos hemos soñado. No me refiero al sueño cotidiano, y generalmente, inconsciente que pasa por nuestra vida de manera discreta la mayoría de las veces aunque en otras ocasiones nos despertamos sobresaltados, aterrados y desconcertados, o al revés, nos deja una suave sensación de lasitud, placer y felicidad; me refiero a aquellos momentos en los que hemos imaginado de manera más o menos consciente nuestro futuro, nos hemos proyectado hacia él y por un instante, hemos vivido la sensación de haber conseguido algo importante para nosotros, hemos acariciado con nuestra imaginación la felicidad en forma de un proyecto profesional , un abrazo de alguien muy deseado, un logro personal superando, un fuerte desafío, el beso cálido que siempre hemos esperado o simplemente algo material que nos hace mucha ilusión poseer y que en un momento dado somos capaces de ver, tocar y oler. Todos o casi todos hemos soñado que hemos tocado el cielo y hemos sido felices, hemos tenido una visión.
La visión es la toma de consciencia de lo que da sentido a nuestra vida y define la Marca Personal
Nuestra visión es la toma de consciencia de lo que da sentido a nuestra vida, lo que nos permite proyectarnos al final de nuestras vidas y contestar a la pregunta de cómo nos gustaría ser recordados. Y no es una declaración que se graba a fuego en alguna parte de nosotros, ya sea nuestro corazón o nuestra mente si no que es, en muchos casos, un pensamiento volátil que si no lo mantenemos vivo desaparece con el tiempo, se borra de nuestro recuerdo y pierde la oportunidad de verse convertido en realidad.
En nuestra mente imaginamos situaciones ideales, desde un yo nuestro ideal, una pareja, un trabajo o un proyecto ideales que en un momento dado abrazamos, sentimos, tocamos y nos emociona intensamente, tanto que afirmamos que estamos viviendo la felicidad.
El tiempo pasa, el día a día exige dedicación, las decisiones nos aprietan, aparecen situaciones que identificamos como oportunidades que nos llevan por caminos insospechados y sin darnos cuenta, nuestras situaciones ideales se van desvaneciendo hasta ser unas completas desconocidas. Y nos encontramos con parejas, trabajos y proyectos que no identificamos como nuestros; solemos decir que la vida o el día a día nos han llevado hasta allá y aunque hayamos podido alcanzar situaciones de éxito no lo vivimos con alegría si no con la perplejidad de estar conviviendo con un extraño.
Los momentos de mayor plenitud en nuestra vida no son aquellos en los que estamos, donde nos sentimos cómodos, si no aquellos en los que tenemos la valentía de estar allí dónde nuestra visión nos lleva.
La comodidad generalmente es fruto de la relajación y la visión es el faro que nos orienta para encontrar el camino que tenemos que seguir. Tomando mi ejemplo preferido de una ruta montañera; la comodidad nos lleva a tomar el camino más fácil o a quedarnos simplemente a buen resguardo del refugio mientras que la visión nos indica que tenemos que continuar el ascenso aunque nos duela el cuerpo y el viento sea gélido.
Sin visión no podemos dejar huella porque sin brújula o sin ver las estrellas perdemos la orientación y vamos hacia ninguna parte, por esto para gestionar nuestra Marca Personal tenemos que descubrirla o recordarla.
La visión es el pilar de nuestro autoconocimiento y de nuestra identidad, nadie puede redactarnos nuestra declaración de visión porque nadie puede construir nuestra vida, mejor o peor explicada, sólo cada uno de nosotros es capaz de revelarla.
La visión es el pilar de nuestro autoconocimiento y de nuestra identidad
Trabajar nuestra visión no es complicado y sólo necesitamos dejarla fluir, que salga de nuestro interior. Para ello hemos de procurarnos unas condiciones favorables de silencio y recogimiento que nos faciliten la labor. Un entorno ruidoso, excesivamente luminoso o tenso no es el más recomendable; respirar profundamente cómodamente sentados aceptando con cada inspiración que la vida penetra en nuestro interior, que el aire nos transforma y que cuando expiramos llevamos al exterior aquello que nos impide crecer, nos ayudará a crear un clima personal de apertura hacia nosotros.
Y estaremos en condiciones de dejar salir nuestros sueños, de escoger aquel que nos da mayor sentido y redactarlo para poderlo tener presente en el futuro, en cada momento.
La visión nos ayuda a tomar las decisiones cotidianas, aceptar aquellas cosas que nos ayudan a mantenernos en el camino o que nos impulsan a dar un salto adelante y a rechazar las que nos paralizan, o nos hacen retroceder aunque puedan proporcionarnos placer y comodidad. Y lo haremos con pasión aunque el final todavía esté lejos y por el momento sólo seamos capaces de abrazar el aire.
Por Jordi Collell. PersonalBrandingQueMarca.