Aprobado el Plan de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020

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PRUEBA

El Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020 ha sido aprobado oficialmente por la Comisión Europea el 18 de noviembre 2015, con una dotación de 320 millones de euros, con el fin de impulsar la actividad económica y el empleo, y preservar el medio ambiente en las zonas rurales. La Unión Europea aportará 136,5 millones de euros a través de fondos FEADER. Por su parte, el Gobierno de Navarra aportará 183,5 millones de euros.

La aprobación de este programa, cuyos objetivos son impulsar la actividad económica y el empleo, y preservar el medio ambiente en las zonas rurales, es consecuencia de un largo proceso de más de dos años de trabajo. Durante este periodo se han realizado tres entregas oficiales a la Comisión y se ha dado respuesta a un total de 452 observaciones formuladas por diferentes direcciones generales de la Comisión Europea, que ha mantenido implicados a numerosos servicios del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local. El Departamento que dirige Isabel Elizalde ha dado prioridad absoluta a la tramitación y respuesta a las observaciones planteadas por la Unión Europea, ya que el PDR es el instrumento financiero «necesario y vital» para el desarrollo de acciones en asuntos agrarios, medioambientales y de desarrollo rural.

Una vez aprobado el plan plurianual, el Departamento va a abordar la modificación de algunas líneas para reforzar ayudas directas a agricultores y ganaderos que encajan con las directrices establecidas por Bruselas. Esto es, las ayudas dirigidas a agroambiente y clima, primera instalación y modernización. En este sentido, antes de fin de año, se va a buscar un consenso con los agentes del sector – organizaciones agrarias, grupos de acción local e industria agroalimentaria – para acordar la reestructuración del plan.

El reparto de los fondos del programa se distribuye en catorce medidas, enmarcadas dentro de las seis prioridades de desarrollo rural establecidas por la Unión Europea, con un especial énfasis en la restauración, preservación y mejora de los ecosistemas relacionados con la agricultura y la silvicultura, la promoción de la eficiencia de los recursos y del paso a una economía baja en carbono y capaz de adaptarse al cambio climático en los sectores agrícola, alimentario y forestal.