La Plaza Mayor de Valladolid se llenó ayer de ‘Zapatos rojos’, una réplica de la obra de la artista mejicana Elina Chauvet en 2009 en Ciudad Juárez (Méjico) y que da nombre a una puesta en escena en la que el color muestra la violencia, pero también la pasión y la vida, y el calzado reivindica la ausencia de las mujeres y los niños, al ser ésta la primera prenda que se suele encontrar de las víctimas de violencia de género.
Esta iniciativa de la organización Baba Yagá ha sido uno de los actos con los que Valladolid ha conmemorado hoy el Día Internacional contra la Violencia de Género.
El color muestra «la violencia pero también la pasión y la vida» y el calzado «reivindica la ausencia de las mujeres y los niños» al ser la primera prenda que se suele encontrar de las víctimas.
Los zapatos fueron donados y posteriormente se pintaron en ocho talleres. «La idea es que las personas participen y se acerquen para que se sensibilicen», contaron. Varias mujeres leyeron poemas relacionados con la violencia de género para recordar el drama sufrido por las maltratadas.
El proyecto es una réplica de la obra de la artista mejicana Elina Chauvet en 2009 en Ciudad Juárez (Méjico) como denuncia a la pasividad de la población y del gobierno ante el número de mujeres asesinadas. La asociación pidió permiso a la autora para exponerla. Será la única vez que ‘Zapatos rojos’ esté en Valladolid, puesto que «solo se permite una vez por ciudad».
La puesta sobre los adoquines de la plaza de los más de 1000 pares de zapatos sucedió a la intervención de la Presidenta de la Agrupación de Mujeres Abogadas del Colegio de Abogados de Valladolid, que recordó la labor que durante 20 años su agrupación viene desarrollando en pro de la lucha contra la lacra de la violencia de género.
A continuación Oscar Puente, alcalde la ciudad, inició su discurso diciendo que el Ayuntamiento, atendiendo al llamamiento de Naciones Unidas de conmemorar el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, quiere en este acto ratificar el compromiso firme, permanente y explícito de todos y cada uno de nosotros de rechazo de la violencia de género, así como nuestro compromiso de trabajar hasta conseguir su erradicación, mejorando e implementando las políticas de prevención y el desarrollo de una red de atención, asistencia y protección social que garantice a las mujeres en situación de violencia su seguridad y derecho a rehacer sus vidas.
Una sociedad decente exige avanzar hacia un escenario seguro y libre de violencia de género, que garantice una respuesta efectiva a las mujeres que sufren la misma, así como a sus hijos e hijas.