El informe de 2011 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) publicaba su Informe Global «La igualdad en el trabajo: un objetivo que sigue pendiente de cumplirse» en el que se hacía hincapié en la necesidad de la igualdad de oportunidades en la empresa. Uno de los grandes problemas especificados es la dificultad de empleo de los trabajadores discapacitados y su inserción laboral.
En 2014, con motivo del Día Internacional de las personas con discapacidad se puso sobre la mesa la discusión de cómo afrontar nuevos retos en la igualdad e integración de estas personas, desde la concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y formando parte de su agenda. Los Objetivos han sido aprobados este año y parece que paso a paso las empresas integradoras se encaminan hacia ese verdadero desarrollo sostenible, responsable y ético, ya que en el último mes once grandes empresas han sido las primeras en firmar el nuevo Estatuto de la Red Mundial de la OIT “Empresas y Discapacidad”.
El Estatuto se define como una herramienta mundial destinada a empresas que quieran promover la inclusión de las personas con discapacidad. También abarca la protección de los trabajadores con discapacidad, la no discriminación, la mejora de la comunicación interna, etc.
Su gran objetivo es que las personas con discapacidad disfruten del acceso al mundo laboral en igualdad de oportunidades y que esto las lleve a un empoderamiento que erradique la pobreza que sufren.
Para lograrlo es vital que las empresas se comprometan a mejorar la vida de las personas, a esforzarse porque esta sea digna, y saber que ellas mismas van a beneficiarse del talento y la productividad de estas personas, finalmente este compromiso redundará en muchos porque colaborará a una sociedad más justa.
Además del trabajo de la Red Mundial Empresas y Discapacidad de la OIT hay que destacar la aportación actual a la igualdad que realizan las empresas de la Economía Social, en las que su entendimiento de la persona por encima del capital sirve de ejemplo e inspiración para el resto de empresas. Según CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social) la economía social española ya representa el 10% del PIB, así han reflejado en su Informe “Empresas relevantes de la Economía Social”.
Como conclusión, independiente de la empresa, su tamaño, tipología o consideración, las empresas deben ser empresas integradoras y aceptar a las personas libres de cualquier discriminación. La sociedad actual demuestra cada vez un sentimiento mayor de ética y las personas con discapacidad son una gran fuerza que puede engrandecer a la economía, a la empresa, la sociedad y fortalecer un futuro del bien común.