Las noticias de las últimas semanas sobre empresas de servicios dentales que han tenido problemas económicos y judiciales han sembrado una razonable alarma entre los ciudadanos. Además, vuelven a alertar sobre los riesgos de considerar la atención sanitaria exclusivamente como negocio y no como servicio a la sociedad.
Las noticias de las últimas semanas sobre empresas de servicios dentales que han tenido problemas económicos y judiciales han sembrado una razonable alarma entre los ciudadanos. Además, vuelven a alertar sobre los riesgos de considerar la atención sanitaria exclusivamente como negocio y no como servicio a la sociedad.
El clima de preocupación invita a compartir esta reflexión desde nuestra especialidad, la cirugía oral y maxilofacial y la implantología, con el ánimo de aportar tranquilidad a los pacientes y a orientarlos en sus decisiones de solicitar los servicios de un profesional de la salud dental.
Es evidente que el incremento del número de profesionales y de clínicas ha contribuido a dinamizar el sector y ha acercado la sanidad dental a un mayor número de ciudadanos. En esa línea, parece completamente legítimo que se vea la necesidad de ser más competitivos y se utilicen las mismas herramientas de marketing y desarrollo de negocio que se usan habitualmente en otros sectores.
No a la mercantilización de la salud dental
Sin embargo, la mercantilización de la salud tiene unos límites éticos y deontológicos que no se deben sobrepasar jamás. No trabajamos con una mercancía, sino con un activo consagrado a servir a las personas.
Desde que la sanidad se ha convertido en uno de los sectores de mayor proyección económica, tanto por los avances científicos y tecnológicos como por el aumento de la esperanza de vida, no faltan iniciativas que tratan de conjugar la calidad asistencial con el beneficio empresarial.
Lo negativo llega cuando la lógica del negocio se impone sobre la vocación sanitaria: se intentan ahorrar costes materiales y de personal, se confunde al paciente sobre la necesidad real de determinados tratamientos, y la urgencia por alcanzar rentabilidad termina por desbaratar la tarea del verdadero profesional.
Por otro lado, es bien conocido que en España contamos con una tasa elevada de profesionales de la salud dental, lo que también contribuye a cierta precariedad y a una competencia excesiva que puede desencadenar malas prácticas. Confiemos en que esta situación pueda ser reconducida por todos los agentes implicados en el sector.
En este contexto, parece oportuno apuntar algunos consejos que sirvan de referencia a los pacientes a la hora de requerir este tipo de servicios. En primer lugar, es muy importante no anteponer el precio frente a otro tipo de consideraciones. Aunque en todo ámbito de libre mercado siempre existe un rango de precios, el coste atractivo del tratamiento debe ser subordinado a otros aspectos.
Cualificación y especialización
Tenemos que valorar primero la cualificación profesional de quien nos atiende y el grado de dominio en la terapia que nos propone. La trayectoria de una clínica, la experiencia y el aval formativo de sus profesionales ha de ser uno de los principales criterios que nos tienen que ayudar a decidir. En ese plano, la recomendación de otros especialistas es siempre signo de confianza.
En la medida en que la salud dental avanza, la especialización en determinadas áreas o técnicas también. Por eso, lo habitual es que entre los colegas nos derivemos los casos de pacientes en los que consideramos que un compañero está más capacitado que nosotros.
Hay clínicas generalistas que reúnen a técnicos expertos en todos los ámbitos, pero en muchos otros casos, cada profesional conoce bien su verdadera capacidad y sus límites. Por ello, cuando un tratamiento es complicado, algo que deberá determinar un correcto diagnóstico, debe abordarlo la persona más preparada para ello.
En los tratamientos dentales siempre hay muchas dimensiones: la primera, la recuperación de la salud. Pero asimismo, hay aspectos funcionales, estéticos e incluso psicológicos que se deben abordar. No todos son igual de prioritarios.
Tratamientos personalizados y realistas
Por lo tanto, de acuerdo con las circunstancias del paciente y la importancia relativa de cada apartado en el conjunto del servicio, el profesional ha de hacer una recomendación precisa, con sus diferentes opciones.
No se trata de imponer un determinado modelo de terapia, sino de mostrar las posibilidades, con sus pros y contras, y teniendo siempre en cuenta el alcance económico de las intervenciones. Resulta inadecuado meter al paciente en una espiral de gasto que exceda sus posibilidades.
Precisamente, en cuanto a las cuestiones económicas, es importante señalar que hoy día trabajamos con materiales de diferentes precios y calidades. Esta ampliación de la oferta ha sido positiva para lograr que un mayor número de personas puedan acceder a tratamientos como la implantología.
A la vez, los pacientes tienen que conocer las diferencias entre unos y otros a la hora de decidir, y no solo en cuanto al coste, sino también en relación con las expectativas: su duración estimada, el carácter provisional o definitivo, o las implicaciones estéticas, entre otros. Siempre con el consejo cabal de su especialista.
En definitiva, entre todos debemos colaborar para devolver la confianza en el sector dental. Hemos de admitir sin complejos la existencia un amplio abanico de servicios y profesionales, pero tenemos que esforzarnos en informar de manera completa y transparente, aplicar lostratamientos más adecuados a cada caso y anteponer la salud a cualquier otro tipo de beneficio. La buena noticia es que la inmensa mayoría de los profesionales de la salud dental aplican con rigor estos criterios. Clínica de Cirugía Maxilofacial Dr. Fernández Bustillo