Los jubilados japoneses cometen delitos para poder vivir en la cárcel

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Roban en los comercios de forma reincidente para ser apresados por la policía y recluidos en prisiones.

Alrededor de un 35% de los hurtos en tiendas de Japón corre a cargo de personas mayores de 60 años de edad, muchos de los cuales son reincidentes. De estos reincidentes, según las cifras de 2013, un 40% cometieron este crimen más de seis veces, un 460% más que en 1991.

Es la manera que encuentran los mayores de Japón de poder sobrevivir de manera digna, en un país en el que la situación social que viven los jubilados es penosa.

Con pequeñas pensiones, la mayoría de las veces sin vivienda propia, con poca ayuda de la familia y privados de muchos servicios sociales, en Japón ser viejo es sinónimo de ser pobre e incluso indigente.

La ley no permite a los ancianos sin recursos deambular solos por la calles, lo que dificulta aún más sus posibilidades de buscar alimento o ayuda para sobrevivir. Las cárceles se antojan así, como una solución perfecta para poder recibir comida y asistencia sanitaria gratuitos.

Esta ola de pequeños delitos crece más cada día y las cárceles se están llenando de jubilados, lo que amenaza con desatar una crisis presupuestaria en el sistema penitenciario de Japón.