La Generalitat de Cataluña ha elaborado un protocolo que obliga a los maestros de los colegios a detectar los indicios de una posible radicalización en sus alumnos. Los sindicatos desaprueban la iniciativa.
Los centros escolares públicos de de Cataluña y los profesionales que trabajan en ellos, estarán obligados a vigilar que los estudiantes musulmanes no se radicalicen. Para ello las autoridades locales han desarrollado un protocolo en cooperación con las fuerzas de seguridad catalanas.
El documento obliga a los profesores a advertir a las autoridades sobre cualquier expresión religiosa exacerbada, faltas de asistencia a las clases de gimnasia o música por motivos religiosos u otros comportamientos sospechosos en los estudiantes. El objetivo es prevenir el yihadismo, detectar los casos de reclutamiento y también a quienes haya seducido la ideología de la intolerancia.
Los sindicatos de profesores desaprueban la iniciativa y califican de «extralimitación de sus funciones» la tarea de vigilar el radicalismo.
