El coste energético de un hogar se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para las familias. Los edificios que se crean respetando el medio ambiente y buscando la eficiencia energética aparecen como la solución de futuro para la precariedad energética que sitúa a España como el cuarto país europeo con la electricidad más cara. Espacios con la menor huella ecológica y eficientes energéticamente son la clave para nuestras ciudades del futuro.
Abastecer energéticamente las necesidades de las viviendas y espacios públicos es uno de los grandes desafíos de nuestras ciudades. Los edificios del mañana deberán añadir a la gama de requisitos de habitabilidad, confort, usabilidad… criterios de eficiencia energética y también de respeto al medio ambiente. Y es que ambas realidades, no siempre fueron unidas. La tendencia, años atrás, era la de aquellos edificios que para ser eficientes, energéticamente hablando, imponían unos requisitos a su construcción que producían un gran impacto ecológico. Por así decirlo, primero había que dañar el medio ambiente para luego mimarlo. La arquitectura sostenible propone la creación de edificios con baja huella ecológica y cuyo uso diario es eficiente energéticamente.
Así lo han debido de pensar en Bonsai Arquitectos, un estudio de arquitectura especializado en bioconstrucción que acaba de terminar la construcción de un edificio ecológico y eficiente en pleno centro histórico de Granada y que es el primero de estas características en el sur de España. Se trata del primero en Andalucía en incorporar toda la estructura hecha a partir de madera contralaminada que solo ha necesitado siete meses para levantarse en pleno centro urbano, de los cuales solo seis semanas han bastado para ejecutar la estructura completa.
Un espacio histórico que plantea algunos requisitos específicos a toda construcción y a los que este tipo de edificio verde se adapta sin problema a la hora de levantarse. Un proyecto que ya es una realidad, y que cuenta con cuatro plantas de altura que albergan seis apartamentos y dos locales comerciales.
Este edificio ecológico y eficiente es además solidario, ya que tendrá un uso como apartamentos turísticos cuya recaudación irá destinada a ayuda a enfermos de cáncer sin recursos y a la investigación de esta enfermedad, al ser la Fundación Benéfica Anticáncer San Francisco Javier y Santa Cándida su promotora.
Cómo trabaja un edificio ecofriendly
Ensamblando no menos de 400 piezas de madera contralaminada y unos 20.000 tornillos, se ha levantado este edificio de cuatro plantas en cuyo centro se halla su columna vertebral por donde transcurren las instalaciones del mismo. Dos pozos de luz desde la zona superior iluminan y contribuyen a regular el equilibrio térmico en invierno y en verano, aportando ventilación cruzada a escalera, baños y salones aportando esta función térmica y optimizando la ventilación entre el interior de los apartamentos y la escalera.
Este edificio verde ofrece un alto confort acústico y térmico debido a su concepción y materiales usados. Ahorra más de un 300% de energía gris durante su vida si lo comparamos con un sistema convencional hormigón-acero. Los puentes térmicos se han minimizado, lo que permite reducir las fugas de energía y aumentar el confort. Destaca la alta eficiencia de los muros de madera contralaminada y del aislamiento continuo por el exterior, que logran que mantener una temperatura agradable en el interior de la vivienda requiera mucho menos gasto energético.
El resultado es un edificio enormemente eficiente, es decir, que consume muy poca energía, lo cual es una magnífica noticia para los propietarios que se verán libres de la enorme hipoteca energética de las habituales construcciones. Es además un edificio reciclable que se puede desmontar como si de un gigantesco puzzle o mueble se tratase. Una de las aplicaciones de reciclado de sus materiales pasaría por aprovechar la energía calorífica que potencialmente podría aportar la estructura de madera del edificio, solo con la cual se podría calentar un hogar medio español durante siete años. Una obra seca, donde no se ha hecho fragua, ni encofrados… y por tanto sin consumir agua en la mayor parte del proceso de obra.
Verde. antes y después
La idea de la eco-construcción parte de la premisa de que podemos mimar al medio ambiente desde mucho antes de entregar la llave al propietario. Apostar por la madera, supone en sí mismo una declaración de intenciones, ya que como explica Luis Llopis, arquitecto del proyecto,»la madera es un producto “2 en 1”: fija 0,9 toneladas de CO2/m3 y además reduce las emisiones en 1,1 toneladas de CO2/m3: esto supone un ahorro total de 2 toneladas de CO2/m3″.
Por su parte, Eva Chacón, arquitecta del proyecto y dirección de obra en Bonsai Arquitectos, añade que «tanto la estructura como parte del cerramiento están construídos con madera de abeto. Todos los abetos que se han talado para construir estas piezas de madera contralaminada han absorbido a lo largo de su vida 270 toneladas de CO2, lo que equivale a 50 veces la emisión española per cápita. Esta madera no está produciendo huella ecológica, al contrario, convierte al edificio en sumidero de carbono».
Como vemos, no es solo lo eficiente que será en su uso, sino que ya desde su planteamiento es ecológico. «No solo es verde por eso. También estamos molestando menos a los vecinos, porque las obras duran menos, no estamos consumiendo agua durante su construcción, el edificio es mucho más ligero y la cimentación sobre el suelo es menos agresiva… por muchas razones la huella ecológica de este edificio es menor que la que tendría uno equivalente en hormigón y acero», añade Chacón.
La construcción del futuro
Esta filosofía constructiva tiene algunas ventajas productivas que conviene señalar y que seguro marcarán el interés del promotor. Para empezar reduce un 50% el tiempo invertido en la obra, ya que la ejecución oscilaría entre seis meses y un año dependiendo de si es una vivienda normal o un espacio más singular respectivamente. Ofrece un mejor aprovechamiento del espacio disponible por la reducción de la superficie ocupada por estructura y paredes que en un edificio verde sería un 30% más delgada a igual capacidad de aislamiento térmico y acústico. Un edificio más liviano que carga un 60% menos de peso sobre el suelo, ahorra costes por transporte y movimiento de materiales, lo que redunda en una menor huella ecológica global de la obra.
Un proceso mucho más sencillo, donde a nivel logístico se necesitan menos grúas, elementos auxiliares y otros requisitos habituales en obras convencionales. Toda la infraestructura es más simple. Es más sencilla de construir, mucho más rápida y también más segura si tenemos en cuenta que la rapidez a la que se sucede la colocación de las piezas verticales y horizontales reduce mucho el tiempo de espera y por tanto el riesgo de que durante éste, surjan percances. Todo ello hace menos compleja la utilización de medios auxiliares: una grúa móvil, arneses enganchados a una línea de vida para los operarios, escaleras de madera y poco más se ha necesitado para la elaboración del edificio proyectado y construído por Bonsai Arquitectos en Granada.
Las constructoras empiezan a abrazar esta filosofía porque les otorga muchas ventajas. El menor coste de su infraestructura es sin duda una de las que más aprecian, pero no solo se acercan a la bioconstrucción por una mera cuestión de costes. El resultado de este proyecto de Bonsai Arquitectos es un edificio eficiente, pero no por ello deja de rendir perfectamente a nivel ignífugo o sísmico, donde la madera absorbe las cargas horizontales en caso de seísmo.