Sean cuales sean tus deseos ocultos, siempre habrá manos que te retengan. El reto en la vida es encontrar la fuerza para escapar de estas cadenas. Nathan Sawaya.
Nathan Sawaya es el artista que utiliza piezas de Lego para desarrollar su obra. Visité con mi familia la exposición The art of the brick en Barcelona que aplaudimos casi por unanimidad, y digo casi, porque la unanimidad es un concepto que en mi familia está por principio desterrado, las decisiones acaban siendo producto de un pacto como suele suceder en la mayoría de grupos humanos.
Sawaya tiene dos trayectorias profesionales. En su primera etapa fue abogado hasta que en el 2004 dejo los despachos para dedicarse a su pasión: crear esculturas con piezas de Lego.
No conozco su biografía más allá de lo que he encontrado en la red, que es bastante poco, pero me imagino las dificultades que tuvo que vencer cuando decidió cambiar su orientación profesional. Dejar la seguridad de una profesión reputada por la incierta vida del artista -que para colmo utiliza piezas de un juego infantil- no debió de ser fácil y sin embargo triunfó y sus exposiciones itinerantes a lo largo y ancho del mundo son todo un éxito.
Cambiar no es fácil, hay que vencer, por regla general, resistencias tanto internas como externas. Las propias zonas de confort son el primer escollo que hay que salvar y los consejos bien intencionados pueden acabar de rematar la faena y dejar el anhelado cambio fuera de combate.
Aunque no nos sintamos satisfechos con nuestra situación actual y decidamos cambiar, el miedo nos puede acabar paralizando.
¿Miedo a que?. A lo que no conocemos, a tener que enfrentarnos a situaciones que de momento solo podemos imaginar, a la falta de experiencia, a nuestras propias profecías: “esto no está hecho para mí”, “sería bonito, pero creo que son solo elucubraciones que no llevan a ninguna parte”. El vale más malo conocido que bueno por conocer nos puede acabar consolando y darnos la excusa para no hacer nada. Nuestras manos son las primeras que nos retienen.
Las buenas intenciones ajenas son otra fuente de inmovilismo. En mi vida me he encontrado con dos tipos extremos de buenos amigos que son un obstáculo para avanzar. Los que aplauden las decisiones de manera irreflexiva con una palmada en la espalda y un no explícito, así te las compongas, y los que vuelcan miedos y recelos para que no muevas un dedo.
Ambos son letales y acaban siendo las otras manos que, de una manera u otra nos retienen, porque empujar al abismo, esperar el fracaso ajeno disfrazado de palmadas o expandir el terror es una manera muy eficaz de poner barreras. Al final la euforia y el miedo pueden conseguir el mismo objetivo que es, ni más ni menos, que fracasemos en nuestro intento de cambio.
Para preparar un cambio es importante tener herramientas que nos ayuden tanto a tomar decisiones como a tener una visión completa para alejar los malos augurios infundados. Trabajar un modelo de negocio, por ejemplo, nos da esta visión completa y objetiva de un proyecto nuevo y un DAFO nos sitúa en el sutil equilibrio de fuerzas tanto interno como externo. De esta manera alejaremos tanto la euforia como el miedo y nos liberaremos de las manos que nos retienen.
Cuando gestionamos nuestra marca personal aprendemos a salir de nuestras zonas de confort y a alejarnos de aquellos que con sus buenas intenciones nos empujan hacia el fracaso. Una marca personal fuerte encuentra siempre la fuerza para romper las cadenas que la atan al inmovilismo.
Por Jordi Collell. PersonalBrandingQueMarca.