Lejos del argumento maniqueo entre buenos y malos, entre similares y diferentes, Eba Martín Muñoz estructura una novela bajo paradigmas de novela clásica universal en un mundo arrasado donde nada es lo que parece, la pureza hollywoodiense es reemplazada por seres en los que la bondad y la maldad forman parte de la misma cara. Una obra que invita al lector a distintas lecturas
En primer lugar, Seres malditos está escrita con tremendo oficio, oficio de escritora profesional que plantea una estructura compleja con recursos variados (muy poco comunes en el género) pero, sobre todo, con un planteamiento escénico diferente.
Lejos del argumento maniqueo entre buenos y malos, entre similares y diferentes, Eba Martín Muñoz estructura su novela bajo paradigmas de novela clásica universal (soledad, frustración, sensualidad) en un mundo arrasado donde nada es lo que parece, la pureza hollywoodiense es reemplazada por seres en los que la bondad y la maldad forman parte de la misma cara. Una obra que invita al lector a distintas lecturas.
En palabras de la autora: «Todos somos, en el fondo, criaturas con nuestra magia, nuestras luces y sombras. Seres diferentes llenos de defectos, manías y errores que nos hacen sentirnos incomprendidos en muchos momentos. Aunque estamos rodeados de gente y de tecnología, nos sentimos como pequeños islotes aislados que ansían el amor y compañía de los demás. Si estamos condenados a algo, es a convivir sin comprendernos. Sólo tratando de mitigar la soledad de los “islotes” cercanos, curaremos la nuestra».
En este sentido, Seres malditos es una novela coral que presenta, fiel al género, una galería de personajes sobrenaturales en un mundo urbano, cruel y caótico. Un vampiro atormentado, nigromantes, demonios y cambiaformas conviviendo con prostitutas y todo tipo de seres marginales.
Otro de los puntos fuertes de la novela, puntos que, como comenté, la alejan de la clásica temática del género, es el humor que, en realidad, es un condimento argumental y no peregrino. El humor no es payasesco, sino una herramienta que desdramatiza la historia, no para quitarle importancia, sino para enmarcar la sensación de que la vida —incluso la de un vampiro apocalíptico— está llena de claros y oscuros.
Pero más allá de esto, no hay que confundirse: Seres malditos es, además, puro género de fantasía negra en cuyo caso Eba Martín Muñoz no se ahorra un ápice de crueldad, violencia, terror