Un niño que visitaba con sus padres este sábado el zoológico de Cincinnati cayó desde una altura de tres metros al foso donde vivía Harambe, un gorila de 17 años. El niño no llegó a perder la consciencia, posiblemente aliviado el golpe que pudo sufrir por el riachuelo del foso.
Harambe no mostró una actitud de atacarlo, pero ante el horror de los padres del pequeño, de los visitantes del zoo que habían contemplado la escena y de los responsables del recinto, comenzó a agarrarlo de brazos y piernas y a arrastrarlo en una peligrosísima especie de juego.
Las autoridades del Zoo decidieron entonces sacrificar al gorila mientras el niño estaba con él en el recinto. La idea, aseguran, de haberle lanzado dardos narcóticos no hubiese estado acertada, ya que el gran simio hubiese tardado tiempo en caer dormido y el impacto de los dardos le hubiesen violentado, con lo que el niño podría correr aún más peligro.
El director del parque Maynard, señaló que especialistas del zoológico concluyeron que el niño estaba en una situación que suponía una amenaza real para su vida y que debían sacrificar al gorila. «Han tomado una decisión muy dura, pero la decisión correcta, porque han salvado la vida del niño». El gorila no parecía atacar al menor, pero se trataba de «un animal fuerte» que estaba en una situación de estrés.
‘Harambe’ de 17 años, era un gorila de llanura, especie en peligro de extinción. Ahora grupos animalistas de Estados Unidos solicitan sanciones para los padres del menor, acusándoles de su falta de cuidado con el niño, lo que ha derivado en el sacrificio de un animal que no hubiese sido necesario, aseguran, si ellos hubiesen cumplido con su responsabilidad de tener cuidado de su hijo.
