Carlos Lloret: «En el campo las cosas que hacen feliz son gratis; escuchar el murmullo del bosque no cuesta dinero»

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Estos últimos años han proliferado las familias que comparten la inquietud de instalarse en un entorno rural. Muchas parejas han buscado alternativas a las grandes urbes en las que ver crecer a sus hijos, montar negocios o recuperar actividades agrícolas, ganaderas o artesanales. A dejado de ser anecdótico para ser un estilo de vida, cada vez con mayor demanda.

Entrevistamos a Carlos Lloret, consejero delegado de dos empresas líderes en su sector: Buscomasia.com, inmobiliaria dedicada a la venta de masías y casas rurales y Casasdepueblo.net, agencia especializada en la compra venta de casas de pueblo y casas rústicas.

P: ¿Cómo se comportan las ventas después de tantos años de crisis en el sector inmobiliario? R: Pues se van recuperando lentamente. Cada vez es más la gente que recurre a nosotros para buscar un lugar en un entorno rural y el perfil está cambiando. Hace unos años los clientes, en un porcentaje elevado, compraban este tipo de propiedades pensando en una segunda residencia. Eso sigue pasando, pero notamos que muchos de esos clientes quieren vivir los 365 días del año en ese entorno. No solo vivir en él, también vivir de él.

¿Se necesita un perfil aventurero para vivir en una masía aislada? Bueno, no hace falta ser un “Calleja” para vivir en el campo. Sí que es verdad que una masía en medio del bosque es una forma distinta de vivir a la de una casa de pueblo donde, si tienes hijos, es más fácil que socialicen con otros niños, por poner un ejemplo. Dentro del mundo rural hay que distinguir entre vivir en el casco urbano de un pequeño municipio de menos de 200 habitantes o hacerlo en una propiedad donde el vecino más cercano lo puedes tener a un kilómetro de distancia. Por eso tenemos dos divisiones separadas. En Buscomasia.com nos focalizamos más en la venta de masías totalmente aisladas y en Casasdepueblo.net nos enfocamos más en la venta de casas rústicas dentro de pequeños pueblos. Cada cliente visualiza qué quiere en función a sus circunstancias. Sea en una casa de pueblo o en una masía, lo importante es dar el paso y cambiar el modo de vida si esa es nuestra inquietud.

¿Qué diferencias principales encontramos entre vivir en una masía o en una casa de pueblo? La primera opción te da un contacto más directo con la montaña. Es fácil que, al abrir la puerta a primera hora de la mañana, veas algún zorro o jabalí rondando la propiedad. Además las masías suelen ir acompañadas de porciones de tierra, sea bosque o sea cultivo, que te permiten tener caballos, criar ganado o explotar un cultivo. Una casa de pueblo es más cómoda desde el punto de vista logístico, pues seguramente, por pequeño que sea el pueblo, dispondrás cerca de un pequeño colmado, una farmacia o el colegio de los niños y no tendrás que depender tanto de un vehículo. Elegir entre una y otra opción, pasa por analizar en profundidad que esperas de esa nueva vida. En ambos casos, el modelo asegura que vivirás de una manera mucho más tranquila y sosegada. Las masías suelen ser más grandes y costosas de mantener, pero con entornos de postal y las casas de pueblo, suelen tener la limitación de no disponer de mucha tierra disponible más allá de un pequeño huerto. Cada modelo tiene su demanda.

¿La crisis ha cambiado la manera de explorar la posibilidad de mudarse al mundo rural? Sin duda sí. Mucha gente se dio cuenta de que no se trata de ganar más. Se trata de vivir mejor. Las ciudades te convierten en esclavo de una vorágine consumista que en el campo pierde todo sentido. Para vivir en un entorno natural no necesitas la mayoría de las cosas que nos parecen imprescindibles en una ciudad.

¿Me puede dar algún ejemplo? Le podría dar muchos, pero yo haría mía la frase de Sócrates que paseando por un mercado de una ciudad, le dijo a sus discípulos: “Agradezco que me traigáis aquí, para ver tantas y tantas cosas que no necesito”. Así es el campo. Con lo mínimo tienes una excelente calidad de vida garantizada. Más que comprar cosas, lo que haces es disfrutar de momentos. Es huir de ganar más para ir a vivir mejor. En el campo la mayor parte de las cosas que te harán feliz, son gratuitas. Escuchar el murmullo del bosque es gratis.