Un compuesto del té verde mejora las capacidades intelectuales de personas con síndrome de Down

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Un grupo liderado por investigadores del Centro de Regulación Genómica y el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas ha hallado una terapia farmacológica que mejora algunas capacidades intelectuales de las personas con síndrome de Down y puede modificar la excitabilidad y conectividad funcional de su cerebro.

Han conseguido demostrar la eficacia de un tratamiento en la mejora de la función cognitiva de las personas con síndrome de Down. Se trata de un compuesto que se encuentra en el té verde –la epigalocatequina galato– que, junto a un protocolo de estimulación cognitiva, puede mejorar algunas de las capacidades intelectuales de las personas con síndrome de Down y puede modificar la excitabilidad y la conectividad funcional de su cerebro.

«Hay que dejar claro que nuestro descubrimiento no es ninguna cura para el síndrome de Down», han resaltado. Los resultados del trabajo todavía deben probarse en muestras más grandes, aunque puede ser un tratamiento para mejorar la calidad de vida de estas personas.

El trabajo ha hecho un análisis molecular y de comportamiento de las alteraciones en el aprendizaje y la memoria en la discapacidad intelectual, estudiando en modelos de ratón el gen DYRK, responsable de muchas de las deficiencias cognitivas y la plasticidad neuronal en este síndrome.

Una vez demostrado el efecto de DYRK1A cuando se encuentra sobreexpresado, el objetivo era descubrir si al inhibirlo se conseguía mejorar el funcionamiento y desarrollo del cerebro, aspecto que se consiguió con un compuesto que se encuentra en el té verde. «Ha sido una sorpresa observar que los cambios no son solo a nivel cognitivo, es decir, de la capacidad de razonamiento, de aprendizaje, de memoria y de atención, sino que también sugieren la modificación de la conectividad funcional de las neuronas en el cerebro».

Los investigadores prevén ampliar el estudio a niños y niñas con síndrome de Down, puesto que si los resultados han dado positivo en población adulta con el cerebro totalmente desarrollado, si el tratamiento se aplica en niños «los resultados serían aún mayores».