Agentes de la Policía Nacional han detenido a 20 miembros de una organización dedicada al tráfico ilegal de inmigrantes dominicanos con destino a España. Los viajeros realizaban un primer pago para obtener un pasaporte y un billete de avión para viajar a Estambul, donde debían realizar otro ingreso para obtener plaza en una lancha neumática que les llevaría hasta alguna isla griega.
La red disponía de un entramado de pisos francos en Grecia para alojar a los extranjeros mientras obtenían la documentación necesaria para viajar hasta nuestro país. Los arrestados también se dedicaban al cultivo de marihuana en naves industriales o al aire libre camuflados como falsas explotaciones ganaderas.
La investigación parte de la información obtenida en una operación anterior desarrollada en agosto de 2014, en la que se detuvo a 19 miembros de dos organizaciones que introducían ilegalmente a ciudadanos dominicanos en España. Para ello, les proporcionaban documentos de otras personas y una vez detectada esta situación en el Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, requerían solicitudes fraudulentas de protección internacional alegando ser víctimas de malos tratos en el ámbito familiar, en el caso de las mujeres, y por su orientación sexual, en el de los hombres.
A los datos obtenidos de la operación desarrollada en 2014 hay que sumar que los agentes de fronteras detectaron en 2015 un repunte del número de personas de nacionalidad dominicana inadmitidas. Por estas razones se llevaron a cabo indagaciones para determinar si tras estos intentos de entrar irregularmente en España existía algún grupo organizado. Estas pesquisas confirmaron que había conexiones evidentes entre los casos detectados, hallando además, indicios fundados de la participación de una organización.
Nueva ruta de entrada
Tras las detenciones de 2014 la organización creó una nueva ruta para introducir personas de manera irregular en España a través de Grecia. Las personas traficadas debían realizar un ingreso de 50.000 pesos dominicanos en una cuenta bancaria con el fin de obtener un pasaporte y un vuelo con destino a Estambul. Una vez allí tenían que efectuar otro pago, por el mismo importe, para obtener plaza en una lancha neumática que les llevaría hasta alguna de las islas del archipiélago griego. En Grecia la red les alojaba en pisos habilitados para este fin, hasta que obtenían un pasaporte falso para viajar a España.
El modus operandi utilizado por la organización consistía en la compra de documentos españoles -DNI y pasaportes- a ciudadanos de origen dominicano que residen en España y han obtenido la nacionalidad española. Posteriormente los remitían a su país natal a través de personas que se utilizan como «correo» o por medio de paquetería postal. Estos documentos eran recibidos por un integrante de la red en República Dominicana, donde les estampaban de forma irregular un sello de entrada en el país, con el fin de dar veracidad al posterior viaje de regreso a España de terceras personas. Finalmente las documentaciones eran asignadas a personas con características físicas similares a las fotografías de sus titulares.
A lo largo de la investigación se ha identificado y detenido a un total de 20 personas relacionadas con la organización responsable de la entrada irregular de extranjeros en España, entre ellas a su máximo responsable. Durante los dos últimos meses se han intensificado las investigaciones permitiendo la identificación del resto de miembros de la trama y de sus domicilios. Finalmente se desarrolló un dispositivo coordinado en las provincias de Madrid, Guadalajara, Ávila, Zamora y Lleida practicaron siete registros y se realizaron las detenciones.
Tráfico de estupefacientes
Los investigadores averiguaron que además de traficar con personas se dedicaban al tráfico de estupefacientes, concretamente al cultivo de marihuana. Para ello disponían de varias naves habilitadas para los diferentes procesos de crecimiento de las plantas. También disponían de una finca rústica en la localidad madrileña de Fuente del Saz del Jarama, donde tenían multitud de animales domésticos para «camuflar» la actividad ilícita que desarrollaban. En los lugares donde cultivaban la droga habían realizado enganches ilegales de luz para evitar por un lado que el alto consumo fuera detectado, y por otro, para defraudar a las compañías eléctricas.