Han hablado los familiares de Omar Saddiqui Mateen, el asesino que ha dejado tras su brutal ataque en la discoteca Pulse de Orlando al menos 50 muertos y otros tantos heridos, algunos estado muy grave.
Él mismo y el propio Estado Islámico han confirmado su conexión, Mateen asegurando que actuaba en nombre de la organización terrorista y ésta reivindicando el atentado.
Las autoridades se muestran prudentes a la hora de asegurar que el autor material de la matanza, militara en las filas del Daesh, aunque ven clara la conexión con los terroristas.
Y es que podría ser, según las declaraciones de la familia del asesino, que Mateen hubiese encontrado en el EI la escusa perfecta para descargar su rabia a tiro limpio, sobre los gays, personas a las que despreciaba profundamente y con las que estaba obsesionado.
Según el padre, Mir Seddique, su hijo quedó espantado cuando hace unos dos meses vio a dos hombres besándose en Miami. En su opinión, la repugnancia que le producía el colectivo gay ha podido ser la causa de la matanza, que, a su juicio, «no tiene nada que ver con la religión». Asegura que por lo que sabe de él, no era especialmente cumplidor de las creencias religiosas.
La exesposa ha declarado que Mateen no era una «persona estable» y que la maltrataba, que odiaba a los gays y que nunca dio muestras de haberse radicalizado, es más asegura que no era demasiado religioso.
Mateen trabajaba de guardia de seguridad y el ataque que ha cometido estaba perfectamente planificado. El objetivo era, sin duda, acabar con la vida del mayor número posible de gays. El local elegido, un conocido night club gay, celebraba esa noche una macrofiesta a la que habían acudido unas 320 personas.