Positivo, negativo. Bien y mal

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Definimos positivo y negativo por consenso mundial las cargas energéticas existentes. Por ejemplo, positivo se considera a la carga energética que actúa en el mismo movimiento que la energía, y negativo al contrario. En cambio, ninguno es en sí eso, sino sólo una metáfora para entender lo que estamos analizando. Imagina un imán: tiene carga positiva y negativa, donde en función de cómo los coloques se repelen o se atraen.

Entendiendo este principio, podemos entender los términos bien y mal en la sociedad.

A menudo nos encontramos con la pregunta, cuando describes algo: esto es bueno o es malo?

Depende. Aquí entra el relativismo moral. Bien y mal es parte de una percepción personal supeditada a cultura, sociedad, religión, experiencias, etc.

Una persona es como es por un conjunto de actos en su vida que la han echo ser como es hoy, y definido en lo aprendido de ellas y de sus percepciones previas que he descrito en el párrafo anterior.

Este conjunto de actos, entran en juicios de valor del observador, entrando en el eterno debate de es buena o mala persona por un par de actos concretos que la otra persona ha visto de él. Por lo general en esta sociedad española bien y mal se resume en: duele o no duele lo que has echo.

Pero existen actos que pueden beneficiar a la mayoría de tu entorno y perjudicar a uno. Mientras la mayoría dirá que bueno es, el uno dirá que malo es. Y hablamos del mismo acto.

Es curioso, que siempre lo planteen en el extremo cuando se explica algo tan sencillo, y la típica pregunta que aparece entonces es: un asesino, un violador, un maltratador, un ladrón, etc. entonces no es malo?

Existen muchas cosas detrás de ese acto en sí.

Por ejemplo: una madre soltera afectada por la crisis pierde su casa, no tiene para dar de comer a su hijo y lo roba de un supermercado. Está bien o está mal? El dueño del establecimiento te dirá que para él está mal, porque pierde dinero, y que hay que buscar soluciones al acto para que no se repita. El pequeño dirá: me ha salvado de morir de hambre, por lo tanto es bueno.

Existen sin embargo, temas más complejos, como es el violador o maltratador. Psicológicamente hablando son personas que se han criado en un entorno inestable, con violencia, y que han llegado a la conclusión de que eso es lo “normal”. Padecen unas secuelas que rara vez se tratan en esta sociedad que habla mucho de reinserción. Por otro lado, la víctima, que llegará el día en que explote diciendo: yo no soy sólo víctima porque en un momento puntual me haya pasado y además, me hizo más fuerte, más sabio/sabia para no repetir la experiencia, más prudente. Si, lo pasé mal en ese momento, pero ser víctima no define mi vida.

El asesino: llega una persona a atacarlo y se defiende. Hace poco vimos atónitos los atentados contra Francia y Bélgica. Muchísimas muertes, dolor, unidad para superarlo. En vez de buscar a los responsables, deciden ir a bombardear del mismo modo del anterior. Por supuesto, existían muchas más soluciones, y los medios favorecen este bien o mal social al silenciar otros atentados mayores ocurridos a raíz de eso. Luego no somos neutrales al juzgarlo. Mucho menos para entenderlo.

Un soldado. Cuando pensamos en un soldado nos lo imaginamos con un arma en las manos atacando a personas inocentes y niños. Sin lugar a dudas eso existe, pero también les hemos visto dándoles de comer, cuidándolos, jugando con los niños. Se supone que estos cuidan de los suyos, de su nación y su patria. Obedecen órdenes, lo que no quita que pudieran haber sido de otra manera.

La sociedad se ha creado para establecer juicios de valor a todos ellos, olvidando que un acto no define a un individuo.

Y, si miramos la calle, lo más bajo de la sociedad, encontramos una batalla constante de supervivencia. Todos quieren entender qué pasa, justificarlo para no volverse locos. Acabamos viviendo rupturas de la sociedad por ideología, sexo, religión, cultura, música… Aquí impera la ley del silencio, para evitar actos mayores, mientras que la realidad que viven es una constante pelea en un intento de: yo tengo razón.

Es en esos momentos cuando uno se cuestiona: realmente tiene razón? No lo estamos viendo como un suceso de nuestra vida, estamos dándole más importancia, duele o no duele, luego es bueno o es malo para mi.

Dejemos de dar juicios de valor a las cosas (positivo, negativo. Bien, mal). Aprendamos de ello, quitémonos el polvo de la ropa, tomemos aire y digamos: si, yo viví esto, pero me aportó en mi vida… Y en base a ello dejé de verlo polarizado para verlo en un equilibrio.

Esto conlleva un primer paso para poder encontrar un equilibrio interno, y como consecuencia, el equilibrio externo que parece distante, hoy por hoy, de alcanzarlo.

Escrito para azperiodistas.com por Susana.