Tras la salida al mercado del famoso juego Pokemon Go, ya se han producido los primeros casos de atropellos de personas que intentaban cazar pokemons. Estas persones pertenecen al grupo denominado «Smombies» o «Smartphone zombies». Si no conocéis el concepto puede darse el caso que identifiquéis un afectado del síndrome cuando conozcáis los síntomas.
Los podréis reconocer, por delante y por detrás, por su andar lento, con las cervicales hacia adelante, y con encogimiento de las extremidades superiores. De noche, avanzan de la misma manera pero con la cara iluminada. No se debe a una enfermedad descrita ni un contagio, sino al uso del móvil mientras caminamos o movemos por la vía pública o instalaciones compartidas.
La aparición de estos zombies 2.0 no es causa única del uso excesivo del Smartphone, ya que también aporta su granito de arena la incorporación de los nuevos gadgets y wearables (pulseras, smartwatchs, mp3,…) que tan útiles y saludables nos resultan en otros usos y ámbitos. Tienen una parte de superheroes que han potenciado un sentido que les permite esquivar sin mirar algunos de los obstáculos que van encontrando, e incluso son capaces de sobrevivir con auriculares de música que los incapacita auditivamente.
A parte de leer artículos que comparan los sentimientos de alejamiento de la familia con los de la pérdida de un móvil, decidimos estudiar el fenómeno Smombie personalmente, y los resultados del pequeño muestreo fueron ilustrativos. Colocados en un paso de peatones muy transitado de Barcelona, contamos los peatones que cruzaban en una misma oleada y cuantificar aquellos que lo hacían mirando el móvil. Más de un 20% de personas cruzaban una vía de tránsito de doble sentido con el semáforo a favor mirando su Smartphone, sin atender a cualquier anomalía o incidente que pudiese acaecer.
Estos humanos evolucionados (por decir algo) están a nuestro alrededor, en cada acera, calle, paso de peatones, fábrica, oficina, centro comercial, porqué son aquellos que logramos esquivar o con los que tropezamos debido a que caminan sin levantan la cabeza mirando su teléfono como si lo hiciesen con sensores de obstáculos, sin atender a su entorno, y de ese modo se convierten en un riesgo urbano, generando un verdadero riesgo laboral para las empresas.
A nivel urbano la prevención de este nuevo riesgo, como debería serlo en todas, ha empezado a ser una realidad en algunas urbes europeas o asiáticas, como en Augsburgo o Colonia que han instalado semáforos con luces LED en el suelo en zonas transitadas, o en Bélgica o China donde se han definido carriles especiales para la tribu de las cabezas hacia abajo, “dai tau juk”, como los denominan en Hong-Kong.
Como sucede con los fumadores, para los smombies o nomofóbicos las empresas disponen de la posibilidad de iniciar campañas de concienciación y mejora del uso de los teléfonos inteligentes en el ámbito laboral (y de rebote en el doméstico) mediante bombardeo de consejos en protectores de pantalla de los ordenadores, trípticos, sesiones de coaching, sensibilización de hábitos, etc. Con ese mismo fin se han diseñado aplicaciones móviles (nunca mejor dicho) que nos permiten auditar, matizar y controlar nuestra sobredosis de horas de uso de nuestro teléfono inteligente, como Checky, Pause o Quality Time
En conclusión, el avance tecnológico nos ha derivado a adquirir otro mal hábito que debemos detectar, valorar y corregir, tanto dentro como fuera de la empresa. No podemos negar que el desarrollo comunicativo 2.0 de las empresas ayuda en muchos aspectos del trabajo y de la prevención, pero no favorece evitar esta adicción, que se está mostrando como un nuevo riesgo para la seguridad laboral. Está en mano de los profesionales de la prevención no olvidarlo en sus evaluaciones de riesgos y en las medidas preventivas, y sobre todo en la voluntad de los empresarios el no eludir la responsabilidad de sensibilizar a sus trabajadores Smombies al respecto.
Para ampliar información de los Smombies y/o su impacto en la Seguridad Laboral ver PrevenBlog.