MANUEL I: El Rey luso que se casó con tres infantas españolas

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PRUEBA

Se casó con dos de las hijas de los Reyes Católicos, Isabel y María, y una nieta de estos, Leonor, hija de Juana y Felipe “el Hermoso” y tuvo con ellas doce hijos.

Su primer hijo, Miguel de la Paz, pudo haber sido el príncipe que aunara sobre su cabeza las tres coronas de la Península Ibérica, pero esto llegará a ser posible con su nieto Felipe II en 1580. También fue el padre de la que luego se convertiría en emperatriz de España al casarse con su primo Carlos V.

Un monarca improbable

Aunque era nieto de reyes, el que luego sería Manuel I de Portugal, no estaba destinado al trono. Nació en Alcochete un 31 de mayo de 1469 y fue el octavo hijo del infante Fernando de Portugal, duque de Viseu (hijo de Eduardo I) y la infanta Beatriz de Aveiro (nieta de Juan I).

Cuando Manuel crecía las intrigas y conspiraciones palaciegas entre la nobleza aristocrática de Portugal y el rey Juan II, su primo y cuñado (que llegó a asesinar a su hermano Diego, duque de Viseu por aquel entonces), estaban a la orden del día ya que el monarca, desde su ascensión al trono en 1481 pretendía concentrar el poder en su persona sin discusión, algo que al final consiguió.

En esa época se iniciaron una serie de disputas entre Portugal y Castilla sobre el control del mar una vez se descubrió América. La rivalidad marítima entre ambos reinos les llevó al Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494. Este tratado establecía que Portugal se quedaría con la zona este del mundo, mientras que Castilla y Aragón se encargarían de la exploración de la mitad oeste.

Los monarcas de estos reinos buscaban que la Península Ibérica fuera unificada bajo una misma corona culminando así el ideal de la Reconquista que buscaba la Restauración de España. Así, para que los lazos entre ellos fueran más fuertes y no hubiera rivalidad, también se acordó (en el Tratado de Alcaçovas) que el único hijo del rey luso, Alfonso, se casara con la hija mayor de los Reyes Católicos, Isabel.

Los monarcas de Castilla y Aragón tenían igualmente un solo hijo varón, Juan, con una salud débil, por lo que se determinó que si este moría sin sucesor, Alfonso, sería rey de Portugal, Castilla y Aragón.

Y fue esto exactamente lo que sucedió. Juan murió sin descendencia (se había casado con Margarita de Habsburgo, hermana de Felipe el Hermoso), y por tanto, su hermana Isabel fue proclamada heredera, y por tanto también Alfonso, puesto que ya estaban casados desde 1491.

Pero meses después de esta boda, se dice que en extrañas circunstancias, Alfonso murió tras caer del caballo durante una carrera. Su esposa Isabel quedó completamente desolada y regresó al lado de sus padres.

Juan II intentó en ese momento legitimar a su hijo bastardo, Jorge de Lencastre, pero sin éxito porque la aristocracia no lo consintió.

Ascensión al trono

Y así fue como en 1493 Manuel fue llamado en audiencia a la corte. Juan II se había propuesto nombrarlo heredero al trono. El rey Juan II murió 25 de octubre de 1495, y su primo y cuñado (Juan estaba casado con su hermana) le sucedió como Manuel I, después conocido como “el Afortunado” (por los grandes logros y acontecimientos acaecidos durante su reinado, entre ellos el descubrimiento de la ruta Atlántica hacia las Indias por el cabo de Buena Esperanza y el descubrimiento de Brasil), le sucedió.

En ese momento, Manuel I contaba ya con veintiséis años y nunca había estado casado. Urgía casarlo para que tuviera un legítimo heredero, pero la pregunta era ¿con quién?.

Se dice que Manuel, quien acompañó desde Castilla hasta Portugal a Isabel para que esta se casara con Alfonso, se prendó de ella, un año menor que él.

Como quiera que la inquietud por unir las coronas peninsulares persistía por todas las partes interesadas, se decidió que efectivamente ese era el enlace ideal para Manuel. Aunque Isabel tuvo muchas reticencias a este matrimonio (parece que el dolor por Alfonso fue real), el enlace finalmente se llevó a cabo, por la presión continua de sus padres, el 30 de septiembre de 1497.

El 6 de octubre de 1497 muere Juan, príncipe de Asturias, lo que convierte a Isabel en la heredera del trono de Castilla. Isabel y Manuel son convocados por los Reyes Católicos para celebrar el acto. En el momento de su regreso a España, Isabel se encontraba embarazada de cinco meses. El 23 de agosto da a luz, en el Palacio Arzobispal de Zaragoza, a un niño al que impondrán el nombre de Miguel de la Paz. Una hora después del nacimiento de su hijo, Isabel murió.

Miguel de la Paz se convirtió en el legítimo heredero de todas las coronas de los reinos ibéricos, pero el niño fallecería a los tres años de edad, y con él las esperanzas de la reunificación de los reinos de la península.

Otra reina para el rey

Pero Manuel no cejó en el empeño y volvió a casar con otra hija de los Reyes Católicos, María de Aragón. Sin embargo, en esta ocasión, era más improbable que un hijo de ambos fuera heredero legítimo de los reinos de Castilla y Aragón ya que la hermana mayor de María, Juana, casada con Felipe de Habsburgo, heredera directa al trono.

Este enlace se llevaría a cabo el 30 de octubre de 1500 y de él nacerían diez hijos: Juan III, rey de Portual (1502-54); Isabel de Portugal (1503-39) que se convertirá en reina de España y emperatriz del Sacro Imperio Germánico al casar con su primo el emperador Carlos V. Será madre de Felipe II de España y I de Portugal desde 1580; Beatriz (1504-38) casada con Carlos III de Saboya; Luis de Portugal (1506-55), cuyo hijo Antonio reclamó los derechos al trono luso en 1580 frente a las pretensiones de Felipe II de España, pese a ser ilegítimo; Fernando (1507-34); Alfonso (1509-40); María (1511-13); Enrique I, rey de Portugal (1512-80); Eduardo (1515-40); y Antonio (1516).

María murió el 7 de marzo de 1517 en Lisboa a consecuencia de su último parto, del que nació un niño llamado Antonio en 1516, que vivió pocos días. Su vida ya corría en peligro cuando estaba embarazada de este último, debido no sólo a que habían sido numerosos los embarazos sino a que en algunos de sus partos habían nacido varios hijos.

El frustrado heredero a las tres coronas

Posteriormente a la muerte de María, el rey Manuel I casará con Leonor de Austria, hija de Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso, y sobrina, por tanto, de María de Aragón.

La política de los Habsburgo, como la de los Reyes Católicos, era procurar matrimonios políticamente ventajosos para el futuro de la dinastía, por ello, prometen a la hija mayor de Juana I y Felipe el Hermoso, Leonor, a su tío por partida doble (ya que había estado casado con su tía Isabel y luego su tía María), Manuel I de Portugal, al no llegar a un acuerdo para que se desposase con su heredero el príncipe Juan, quién finalmente se casaría con su hermana Catalina (esta era la hija menor de la reina Juana I, recluida con ella en Tordesillas durante toda su infancia).

El matrimonio de Manuel y Leonor se celebró en Lisboa el 7 de marzo de 1519, contando el rey luso con cincuenta años de edad y la infanta con veintiuno. Fruto de la unión nacen dos hijos: Carlos (fallecido al poco de nacer) y María, quien estuvo a punto de convertirse en la esposa del futuro Felipe II, pero las dilaciones y el fallecimiento de Eduardo VI de Inglaterra precipitó que este se casara finalmente con su tía María Tudor, reina de Inglaterra.

Dos años después de la boda, Manuel I fallece víctima de la plaga en Lisboa (13 de diciembre de 1521).

La joven viuda, Leonor, decide retornar a España al lado de su hermano Carlos V, viéndose obligada a dejar en Portugal a su hija María, de sólo seis meses de edad. No volvería a verla en muchos años, siendo la relación entre madre e hija distante y difícil, sobre todo para la infanta portuguesa.

Pero es que Leonor fue nuevamente peón de la política de su hermano el emperador que al enviudar decidió casarla con Francisco I de Francia, su eterno rival. Cuando quedó nuevamente viuda en 1547, sin descendencia francesa, Leonor quiso reunirse con su hija María en España, a lo que la infanta portuguesa se negó. Nunca perdonó a su madre el abandono.

Leonor morirá en 1558 sin el consuelo de su hija y del rey Manuel I de Portugal, quien sería sucedido en el trono portugués por su hijo, habido de su enlace con María, Juan III.

Manuel I “el Afortunado”, no pudo en vida ver hecha realidad, al igual que los Reyes Católicos, la unificación de los reinos de la Península Ibérica. Pero esta se produciría treinta y siete años después en la persona de su nieto: Felipe II de España.

Escrito para azperiodistas.com por Monguzt.