Una ONG española enseña a nadar a niños refugiados en Lesbos

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GRA004. ATENAS, 01/08/2016.- Fotografía facilitada por la organización voluntaria española de salvamento ProemAid (Professional Emergency Aid), que lleva meses vigilando y rescatando personas en Lesbos, que ha puesto en marcha unas clases muy particulares en las playas de esta isla. Los niños refugiados que viven en Lesbos se reconcilian con el mar gracias a las clases que organiza la ONG española para superar las experiencias traumáticas que vivieron durante la dura travesía hasta Europa. EFE/Elviro Vidal ***SÓLO USO EDITORIAL***
PRUEBA

La organización voluntaria española de salvamento ProemAid, organiza clases de natación para los niños refugiados en Lesbos, sus experiencias en mar cuando huían de sus países para llegar a Europa han dejado secuelas psicológicas y emocionales muy dramáticas, entre ellas el miedo al mar.

Desde hace un mes, la organización voluntaria española de salvamento ProemAid que lleva meses vigilando y rescatando personas en Lesbos, ha puesto en marcha estas especiales y cuidadas clases.

El camino que separa la tercera isla más grande de Grecia de la vecina Turquía es de apenas diez kilómetros pero en él han perecido miles de personas, sobre todo debido al tipo de embarcación que los traficantes utilizan, botes neumáticos endebles y sobrecargados. Muchas de los niños que buscan refugio a través de esta vía no saben nadar e algunos incluso no habían visto el mar antes de subirse al bote.

Tres veces a la semana, dos horas cada día, estos voluntarios y un par de monitores traductores se desplazan a Pikpa, un campo de refugiados gestionado por una organización no gubernamental que acoge a unos 400 menores en situación de vulnerabilidad, donde recogen al grupo de niños que ese día intentará reconciliarse con el mar. Más que clases de natación lo que se pretende es que estos niños, que en su mayoría viajaron no acompañados o perdieron a algún familiar durante el viaje, superen el trauma vivido.

Estas particulares lecciones de natación toman más tiempo de lo normal, ya que al miedo que todo niño tiene al agua hay que sumarle los peligrosos viajes que se acumulan en las aguas del Egeo. Algunos necesitan varias sesiones hasta que se atreven a entrar al agua, por lo que la paciencia y el juego tienen un papel fundamental.

Los niños más pequeños, de entre 5 y 6 años, son los que tienen más miedo a la hora de empezar a nadar por sí solos, «aunque sí que empiezan a soltarnos y a ir ellos solos con los flotadores». Algunos más mayores, de entre 8 y 10 años, ya han aprendido a nadar y, aunque no se alejan demasiado de la orilla, es un gran avance para estos bomberos.
Aunque tienen la suerte de que el campamento de Pikpa es abierto, estas clases les permiten cambiar de aires y realizar una actividad terapéutica en un entorno que hasta ahora era hostil. Estas playas históricamente turísticas, se encuentran ahora en el imaginario colectivo, y en la memoria de estos niños, llenas de salvavidas, botes hinchables y dramas personales.