A la empresa mexicana de conservas de chiles La Costeña, la gracia de su empleado puede costarle una millonada, hasta el momento ya se ha decomisado 12.264 latas de chiles por valor de 30.000 dólares.
Pero el chaval, junto con un amigo se lo debió pasar en grande. Eran dos de los 300 empleados temporales que contrata la empresa entre julio y septiembre.
Y tuvieron una brillante idea, fotografiarse mientras uno de ellos, se bajaba los pantalones y meaba en una de las líneas que trasportaban los productos para enlatar.
Y como si haces la picia y no la ve nadie, no tiene gracia, pues la subieron a las redes sociales.
Esto ha supuesto para La Costeña una gran crisis, despedir a los empleados no ha sido suficiente, desde luego, ni disculparse públicamente. Las ventas han caído en picado y se están retirando sus productos de los supermercados.
Tres días después, el dueño de la empresa, Rafael Celorio, dijo en conferencia de prensa que «la Costeña desmiente categóricamente y niega rotundamente que los exempleados implicados hayan orinado en los chiles jalapeños en la zona de descarga».
El directivo sostuvo que por cuestiones de seguridad los trabajadores de La Costeña tienen prohibido usar relojes, joyas o teléfonos en las plantas, y aseguró que el despido de las dos personas fue por haber usado el ‘smartphone’ en el trabajo.
Además indicó que todos los trabajadores temporales reciben una formación previa a su entrada a la línea de producción, aunque admitió que la falta de conocimiento de las normas pudo generar el descuido que derivó en esta problemática.
Mientras eso sucedía, la Comisión para la Prevención de Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) retuvo 12.264 latas de chiles, con un contenido de 3,65 kilogramos cada una.
Si las pruebas de laboratorio determinan que el producto está contaminado la empresa podría recibir una sanción de hasta 60.000 dólares.