El guardia civil estaba practicando piragüismo con sus dos hijos cuando fueron sorprendidos por una fuerte explosión seguida de un incendio en una embarcación en la que se encontraban cinco personas, entre ellas tres menores.
El pasado día 18 de agosto un guardia civil destinado en Plasencia se encontraba libre de servicio practicando el piragüismo con sus dos hijos en las inmediaciones de “El Anilllo”, en el embalse de Gabriel y Galán, en Cáceres, cuando fueron sorprendidos por una fuerte explosión procedente de una embarcación a motor que se encontraba a unos 150 metros de ellos.
Al escuchar gritos procedentes de un numeroso grupo de personas que ocupaba la embarcación, el guardia civil y su hijo menor se dirigieron en la piragua hacia la embarcación, a pesar del riesgo de que pudieran producirse nuevas explosiones.
Al aproximarse a la misma, observaron cómo en el agua había varias personas gritando y numerosos objetos que habían salido despedidos por la deflagración. En la embarcación se encontraba una persona de unos setenta años de edad intentando sofocar el fuego que se estaba extendiendo y otra más con un bebé de tres meses que no se atrevía a saltar al agua.
Tras colocar la piragua en paralelo con la embarcación, el agente cogió en brazos al bebé y lo llevó hasta la orilla, a unos 200 metros, donde se encontraban unos vecinos de Ahigal que habían acudido alertados por la explosión que se hicieron cargo del bebé.
El guardia civil, ya con su hijo mayor, volvió hacia el barco siniestrado para auxiliar a una niña de apenas dos años y medio y a un niño de cuatro años que se encontraban en el agua gritando y en estado de nerviosismo debido a la explosión y al dolor de las quemaduras que habían sufrido en brazos y piernas. Dejaron a los dos menores en la orilla y volvieron a por más personas.
Tras rescatar a la madre de los dos niños y dejarla en la orilla regresaron a por el padre del bebé de tres meses, muy corpulento y que presentaba graves quemaduras, por lo que el guardia civil y su hijo realizaron grandes esfuerzos para llevarlo hasta la orilla, ya que la piragua se había llenado de agua debido al sobrepeso.
Mientras rescataban a este último, otras personas que presenciaron los hechos pusieron en marcha una embarcación ligera tipo zodiac con la que ayudaron a la evacuación de las personas que quedaban en el agua.
Posteriormente llegaron al lugar de los hechos dos ambulancias que evacuaron a los heridos hasta el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia y una dotación de bomberos.
Al quedar la barca ardiendo a la deriva, fue arrastrada por la corriente hacia la orilla contraria en dirección a los pinares de Granadilla, zona de alto valor ecológico. Ante la posibilidad de que llegara a tierra, los bomberos optaron por cargar en la zodiac material de extinción para intentar apagarla o remolcarla en su caso. Al llegar a ella y no conseguir apagar el fuego la remolcaron hasta que empezó a hundirse y arrastró hacia el fondo a la zodiac con sus ocupantes, teniendo éstos que saltar al agua.
Al no encontrarse en las inmediaciones otra embarcación con motor, el guardia civil y su hijo tuvieron que volver a coger la piragua y rescatar a los dos bomberos y a un empleado de “El Anillo”, uno de ellos montado en la piragua y los otros dos agarrados en la parte trasera de la misma.