La Sexualidad y la Clandestinidad

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Los hombres y las mujeres nacemos desnudos y la sociedad nos viste con los ropajes de la hipocresía, los prejuicios y los complejos. No sabemos hacer casi nada, salvo llorar, patalear y chuparnos el dedo. Pero la familia y la escuela nos ensañan a comer, andar, hablar, leer, escribir, relacionarnos con los demás, socializarnos en suma.

Aprendemos a descubrir y enumerar nuestros cinco sentidos: La vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído. Estos cinco sensores constituyen nuestra sensualidad. Hay otro sentido que es el sexual. Los sensores de la sexualidad están polarizados en los órganos genitales, tanto de la mujer como del hombre. Su función última que no es la única, es garantizar la perpetuación de la especie, es decir la procreación.

La sensualidad y la sexualidad, lejos de ser un conjunto de sensaciones y emociones separadas, están íntimamente ligadas. Ante cualquier estímulo aplicado a todas y cada una de las partes del cuerpo, se obtiene una respuesta de sensibilidad muy variada. Es decir, que la sexualidad no es exclusiva de las partes genitales. Y la realización sexual de la persona es un derecho que tiene el ser humano, al margen de prejuicios sociales, políticos y religiosos. No obstante, al igual que la familia y la escuela se ocupan de nuestra educación en general, la educación sexual ha quedado históricamente al margen de la persona, la familia y la escuela. Como si las mujeres y los hombres fuéramos seres asexuados.

Es una situación carente de racionalidad que no seamos educados para el uso y disfrute de nuestra sexualidad. Que además tampoco seamos formados en temas ligados, directamente a las consecuencias de nuestra realización sexual. Materias relacionadas con las primeras relaciones sexuales a través de la información completa en el control de la natalidad. Evitando embarazos no deseados.

El uso y disfrute de nuestra sexualidad de forma individual o con otras personas, comienza y concluye en la más estricta clandestinidad. La sexualidad es una parcela del comportamiento humano totalmente proscrita en la tradición judeocristiana. En el Estado moderno la realización sexual es un derecho con cuatro vertientes fundamentales: La igualdad, la responsabilidad, el respeto y la libertad. No obstante, sigue sin haber una asignatura en las familias y las escuelas, para ensañar las diversas manifestaciones legales que tiene la sexualidad en la actualidad.

En la actualidad y pese a los avances legales, seguimos practicando el sexo al margen de una pedagogía y didácticas sensuales y sexuales. Los niños descubren su sexualidad en la clandestinidad, que no en la intimidad. Porque el niño se comienza a masturbar con la sensación de hacer algo que está mal y contrayendo un complejo de culpa, aunque más leve que cuando tenía una connotación religiosa.
Cuando estas iniciativas sexuales traspasan el área de lo íntimo y se practican entre adolescentes, además de la clandestinidad les asiste la ignorancia más supina de cómo hacer. Las prisas y el miedo les alejan del placer y del gozo más elemental.

Si contemplamos estos encuentros entre personas del mismo sexo, les acompaña el agravante de rechazo social. Los encuentros sexuales en lugares más o menos retirados y discretos, someten a las personas que acuden en busca de sexo, a las mismas circunstancias negativas y nada satisfactorias. Es fácil observar que la gente busca desahogarse en lugar de encontrar una realización sexual. Más aún, una realización sensual y sexual.

Estas prácticas eróticas tienen su principio y final en el ámbito genital, y la ausencia de más leve información empobrece de gran manera la realización sexual, proporcionando mucha frustración. En un encuentro íntimo no solamente se encuentra el placer en lo genital, aunque sea lo más próximo y más placentero. En el encuentro íntimo entre dos personas, hay muchos conceptos que hay que cultivar y tener en cuenta. Estos conceptos no siempre se dan juntos, pueden ser más o menos esporádicos y también se pueden repetir con variaciones en el tiempo.

La sensualidad, la sexualidad, el erotismo, la pornografía, la morbosidad, el cariño, las caricias, los masajes, el amor, la ternura… Esta amplia escala de emociones y sensaciones no tienen por qué hacerse presente en las mismas personas, siempre y para siempre. Para gozar de todas ellas es menester de una educación en el tiempo. Una disciplina dotada de una pedagogía y didáctica, mencionadas más arriba, que constituyan la educación para realizarnos sexualmente en libertad.

Hay también algunos conceptos que bajo el prisma de la moral reinante, han sido anatematizados y criminalizados en su raíz de forma irracional e injusta.

El Narcisismo como búsqueda del alter ego donde descubrimos el Narciso que todos llevamos dentro. Es un medio para fomentar la autoestima. Este valor es en sí positivo. Sería negativo si el narcisismo de uno invade y perjudica al otro.

El exhibicionismo es negativo cuando se convierte en patológico, practicándolo sin respetar los derechos de los demás y sobre todo de la infancia y los dependientes. Pero el deseo de ser mirado y admirado por los demás no es negativo. Y el gusto por mirar y admirar la belleza y la sensualidad de los demás tampoco es negativo.

El voyerismo, más coloquialmente llamado el mirón, es negativo cuando es patológico y sobre todo cuando se atrinchera en un lugar donde él se oculta.

Los términos: lascivia, impudicia y concupiscencia, es verdad que si les despojamos de todos sus aditamentos religiosos, nos encontramos que para la realización sexual son muy positivos. De igual manera al contemplar los términos de: castidad, pureza y virginidad. Son vocablos muy virtuosos desde el punto de vista de la moral religiosa. Pero que en la vida civil son opciones que sus contrarios no son considerados como negativos.

Este breve ensayo tiene como objeto el colocar la realización sexual en el universo de las emociones consientes de cada ser humano. Enriquecer nuestra vida sexual al margen de los caducos conceptos, que ponen todo su centro de atención en los órganos genitales. Y sobre todo en el sexo rápido y en la eyaculación irrenunciable. Olvidando el orgasmo femenino.

Escrito para azperiodistas.com por Pedro Taracena Gil.