Así es, dentro de 20 años, 40 a los sumo, el “chingar se va a acabar”, lo asegura Henry Greely, un profesor de la Universidad Stanford, en su libro ‘El fin del sexo y el futuro de la reproducción humana’.
Henry Greely asegura que los habitantes de los países desarrollados dejarán de fecundarse de manera tradicional y perderán totalmente el interés por el sexo. Asegura que la humanidad reconsiderará su actitud hacia el sexo y la fertilidad y será cada vez más probable que los niños surjan de una fecundación ‘in vitro’, mientras que los padres que prefieran una concepción natural serán estigmatizados por la sociedad.
De este modo, los avances en genómica, células madre y diagnóstico genético preimplantacional (DGP) podrían provocar que, en las próximas décadas, las personas que tengan recursos suficientes prescindan de la reproducción sexual estándar y logren que sus hijos no solo estén exentos de sufrir enfermedades mortales, sino que tengan determinadas características físicas y mentales.
En definitiva, asegura, a pesar de que algunas personas seguirán teniendo relaciones sexuales por placer, el sexo entre los seres humanos que dispongan de una asistencia médica desarrollada se reducirá de manera considerable.