La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abierto una investigación sobre el asesinato en México de la ciudadana española María Villar en septiembre pasado, tras haber sido víctima de un secuestro.
El fiscal jefe en la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, ha manifestado que no se pueden revelar datos de la investigación, y que será hasta que ésta concluya, que se sabrá lo ocurrido.
La sobrina de Ángel María Villar, de 39 años, fue una víctima «circunstancial» de un grupo de delincuentes muy violento entre los que se encontraba un hombre identificado como Óscar Saúl «N», que fue detenido el jueves pasado.
Fue hallada sin vida el pasado 15 de septiembre, dos días después de su secuestro, en un riachuelo en una comunidad llamada Mirasol, en el municipio de Santiago Tianguistenco. Su cuerpo fue encontrado atado de pies y manos, y con una bolsa en la cabeza que le causó la muerte por asfixia. Los resultados de la autopsia desvelaron que había sido sometida a torturas.
Las autoridades mexicanas tienen por el momento un solo detenido, pero identificados otros individuos que habrían participado en el delito.
El subprocurador dijo «con toda contundencia» que tienen pruebas «directas e indubitables, de carácter científico» de la participación de este detenido en los hechos, y que se buscan a «otros probables responsables». Fuentes cercanas a la investigación apuntan que tienen identificados a dos más.
El detenido ha confesado su participación en los delitos, esta vinculado a un cuerpo de seguridad. Ha manifestado también que seguía instrucciones de un sujeto que cumple condena en una cárcel de la Ciudad de México.
El martes 13 de septiembre María Villar salió del centro comercial Patio Santa Fe, aledaño a las oficinas de IBM donde trabajaba y tomó lo que ella creía que era un taxi, un vehículo camuflado por los delincuentes para perpetrar su secuestro.
Eso sucedió sobre las 21:20. El coche simulaba hacer base en una parada segura. Unos diez minutos más tarde, ya a bordo del vehículo, se comunicó con su familia para avisar que ya iba para casa, en el barrio de Polanco, a una media hora de distancia.
Sin embargo, unos metros adelante, una segunda persona se subió al vehículo. María, que intentó bajarse del coche, fue inmovilizada con un aparato de descargas eléctricas.
La esposaron y pusieron rumbo a Toluca por la carretera sin peaje. En la capital del Estado de México fue donde la despojaron de sus pertenencias y empezaron a esquilmar su tarjeta de crédito. Después la llevarían al cercano municipio de Santiago Tianguistenco, donde la mantuvieron secuestrada día y medio, hasta que le quitaron la vida.
El miércoles 14 de septiembre, los secuestradores llamaron a la familia de Villar y solicitaron el pago de un rescate. Su marido, Cristiano Do Vale, se puso en contacto con la Policía Federal, siguió el protocolo de actuación, obtuvo una prueba de vida de la víctima y acordó con los secuestradores un rescate «sustancialmente menor» al exigido en un principio. El pago se realizó en el barrio de Iztapalapa, al este de la Ciudad de México, donde los secuestradores volvieron a sacar dinero de la tarjeta de María, y más tarde ofrecieron una segunda prueba de vida.
No está claro porqué un secuestro que únicamente tenía un objetivo económico, pudo desembocar en el asesinato de la víctima.